De una forma sencilla podemos decir que un estímulo externo (ajeno a nuestro propio cuerpo) y que desconocemos (ciertas infecciones virales, radiación ultravioleta, algunos tóxicos ambientales entre los que se encuentra el tabaco), actuando en un contexto hormonal favorecedor (estrógenos) induce, en determinados individuos predispuestos de forma genética, una respuesta inmune anómala responsable del daño renal.