Día Internacional de las Personas con Discapacidad
Día Internacional de las Personas con Discapacidad
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El 3 de diciembre se celebra en todo el mundo el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Fue proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1992 mediante la resolución 47/3. El objetivo es promover los derechos y el bienestar de las personas con discapacidad en todos los ámbitos de la sociedad y concienciar sobre su situación en la vida política, social, económica y cultural.
Qué entendemos por discapacidad, signos y diagnóstico
La discapacidad no es una enfermedad concreta, sino el resultado de la interacción entre una condición de salud (por ejemplo, una lesión medular, una parálisis cerebral, una enfermedad mental grave o una sordera) y barreras del entorno físico, social y actitudinal. La Organización Mundial de la Salud estima que alrededor de 1.300 millones de personas –cerca del 16 % de la población mundial– viven con una discapacidad significativa.
En la práctica, se habla de discapacidad cuando hay limitaciones duraderas para ver, oír, desplazarse, recordar, comprender, comunicarse o realizar actividades de la vida diaria, y estas limitaciones se agravan por la falta de apoyos o por entornos poco accesibles. En España, incluido Castilla y León, el reconocimiento oficial de la discapacidad se hace a través de un proceso de valoración que revisa informes médicos, la situación funcional de la persona y su contexto social, y otorga un grado de discapacidad que da acceso a distintos recursos y apoyos.
En Castilla y León, además del sistema sanitario, los servicios sociales y la figura de la trabajadora social del centro de salud juegan un papel clave para orientar a la persona y su familia en ese proceso, y en el acceso al Catálogo de Servicios Sociales (CATDISS), a ayudas para productos de apoyo, asistencia personal o servicios de respiro familiar.
Apoyos y tratamiento: un enfoque integral
El "tratamiento" de la discapacidad no se limita a medicamentos, sino que es un conjunto de intervenciones sanitarias, rehabilitadoras y sociales que buscan mejorar la salud, la autonomía y la participación.
Desde el punto de vista sanitario, se recomiendan revisiones periódicas en atención primaria, acceso a programas de vacunación y cribado, seguimiento de enfermedades crónicas y atención adaptada a las necesidades de cada persona, garantizando accesibilidad física y comunicativa. En muchos casos son necesarios programas de fisioterapia, terapia ocupacional, logopedia, rehabilitación cognitiva o apoyo en salud mental.
A ello se suman los apoyos para la vida cotidiana: adaptación del hogar y del entorno, productos de apoyo (sillas, andadores, audífonos, dispositivos de comunicación), transporte accesible y acompañamiento para gestionar trámites o participar en actividades comunitarias. En Castilla y León destacan los Equipos de Promoción de la Autonomía Personal (EPAP), que trabajan en el domicilio y la comunidad para fomentar la autonomía y el proyecto de vida de cada persona, en línea con la Ley 1/2024 de apoyo al proyecto de vida de las personas con discapacidad en la Comunidad.
Nunca hay que olvidar el cuidado de quienes cuidan: la sobrecarga física y emocional de las familias es muy frecuente, por lo que se recomiendan recursos de respiro, grupos de apoyo y orientación profesional específica.
¿Cómo puedo participar?
Participar en este día supone, ante todo, cambiar la mirada. En el día a día, en Castilla y León, se puede contribuir preguntando a la propia persona con discapacidad qué necesita, respetando sus decisiones, evitando paternalismos y denunciando barreras arquitectónicas o situaciones de discriminación cuando se detecten.
Es útil informarse sobre los recursos de la zona (asociaciones, centros cívicos, servicios municipales de discapacidad) y apoyar sus actividades: jornadas de sensibilización, deporte inclusivo, voluntariado, actividades culturales accesibles. También puedes revisar tu entorno inmediato –el portal, el comercio, el centro educativo– para detectar mejoras posibles en accesibilidad y trasladarlas a las comunidades de vecinos o ayuntamientos.
Si en la familia hay una persona con discapacidad, hablar abiertamente de derechos, no solo de cuidados, y pedir cita con la trabajadora social del centro de salud o de servicios sociales para conocer las ayudas disponibles suele ser un buen primer paso.