Insuficiencia cardiaca
La insuficiencia cardíaca es una condición en la que el corazón no puede bombear sangre de forma eficiente para satisfacer las necesidades del cuerpo. Esto puede provocar síntomas como fatiga, dificultad para respirar, hinchazón en las piernas o el abdomen y aumento de peso por retención de líquidos.
Insuficiencia cardiaca
- Músculo cardiaco
- Corazón
Introducción
La insuficiencia cardiaca es una enfermedad, generalmente crónica, que suele producirse porque el músculo cardiaco debilitado por una dilatación o, por el contrario, por una hipertrofia, dificulta que el trabajo del corazón se produzca con normalidad. Las manifestaciones de la insuficiencia cardiaca dependen de la fase de evolución en que se encuentre.
Esta enfermedad afecta, sobre todo, a las personas mayores, y puede ser consecuencia de otros problemas como: hipertensión arterial, alteraciones de las válvulas cardiacas, infarto, arritmias... etc.
Lo habitual, como en cualquier enfermedad crónica, es que la sintomatología sea más evidente a medida que pasa el tiempo desde que se detecta la enfermedad, pero también puede producirse una insuficiencia cardiaca aguda. Pero lo más importante es tener en cuenta que esta enfermedad puede controlarse, sobre todo, en las primeras fases, siempre que realice el seguimiento adecuado y mantenga el tratamiento y las modificaciones de estilos de vida indicados. Cuando la enfermedad está controlada el paciente puede realizar una vida prácticamente normal.
Causas y factores de riesgo
La insuficiencia cardiaca es, con frecuencia, el resultado de otras enfermedades o alteraciones, y se considera que su origen suele ser multicausal.
Entre esas enfermedades o alteraciones se encuentran:
Hipertensión arterial, que a medida que se mantiene y avanza va afectando a diferentes órganos y termina por provocar insuficiencia cardiaca.
Enfermedad coronaria, que por estrechamiento de las arterias coronarias debido a arterioesclerosis, puede provocar un infarto, pero también insuficiencia cardiaca.
Las miocardiopatías son alteraciones de la musculatura cardiaca, unas de origen congénito y otras adquiridas por infecciones, por abuso de alcohol y por consumo de drogas. La reducción del trabajo cardiaco que ocasionan las miocardiopatías provoca, como consecuencia, insuficiencia cardiaca. Dentro de las miocardiopatías están las miocarditis producidas por una infección vírica. El enfermo tiene que llevar un seguimiento médico adecuado para evitar que se produzca un fallo cardiaco.
Valvulopatías, que dificultan el trabajo del corazón, impidiendo que la sangre bombee bien, ya sea porque las válvulas no abren del todo -estenosis valvular- o porque no cierran bien -insuficiencia valvular-.Las valvulopatías pueden ser congénitas o adquiridas a lo largo de la vida pero deben ser vigiladas periódicamente por el médico por si hay que realizar alguna intervención en ellas.
Hay grados de estenosis e insuficiencias valvulares que se toleran bastante bien y el enfermo podrá llevar una vida prácticamente normal. No está indicado operarlas ni sustituirlas, y es suficiente con hacer vigilancia de su evolución y lo que es muy importante, prevención o profilaxis de infecciones o de daños añadidos a estas válvulas: el médico le dirá que tiene que hacer para prevenir las infecciones sobre las válvulas cardiacas, por ejemplo cuando acuda al dentista o cuando vaya a someterse a una intervención quirúrgica.
Síntomas
La insuficiencia cardiaca se manifiesta a través de una serie de síntomas principales, que aparecen cuando la insuficiencia cardiaca está instaurada:
Disnea o fatiga al respirar. El paciente se fatiga, síntoma que se hace mucho más marcado cuando el corazón tiene que hacer un sobreesfuerzo como subir escaleras, caminar más deprisa, o, en ocasiones, hablar y caminar a la vez o comer. Precisamente se tiene una idea del grado de afectación del corazón de un enfermo de insuficiencia cardiaca, según que la disnea aparezca en reposo e incluso acostado en la cama, ante un mínimo esfuerzo, o con un esfuerzo algo superior. La disnea aparece también en algunas enfermedades pulmonares, por lo que el médico valorará la causa en cada caso.
Sensación de mucho cansancio, aun sin haber hecho ningún esfuerzo, e importante sensación de debilidad.
Edema de las piernas y de los pies, por acúmulo de líquido en las partes distales del organismo (piernas y pies), debido a que el corazón no tiene suficiente fuerza para bombear y trabajar con todo el líquido circulante y, en respuesta, es el líquido con el que tiene que hacer más esfuerzo, luchando contra la fuerza de gravedad, el que más le cuesta mover. Las piernas están hinchadas, al igual que los pies, en diferente grado, y al presionar sobre estas zonas el médico comprobará si la hinchazón se debe al edema por la insuficiencia cardiaca o a otras posibles causas. Uno de los objetivos del tratamiento será facilitar la eliminación de este exceso de líquido, porque supone, además, un esfuerzo permanente añadido para el trabajo del corazón.
Diagnóstico
Ante la presencia de síntomas de insuficiencia cardiaca su médico de familia realizará la historia clínica que incluye el examen físico y, es probable que le pida algunas pruebas para confirmar el diagnóstico y para valorar el grado de insuficiencia que padece.
Entre las pruebas pueden incluirse un análisis de sangre y un análisis de orina, que se utilizarán también para descartar otras enfermedades que puedan causar los síntomas o que puedan coexistir con la insuficiencia cardiaca. También valorará la presencia de alteraciones que pueden aumentar el riesgo o la gravedad de la insuficiencia cardiaca, como los niveles elevados de colesterol o el funcionamiento renal.
A veces o si procede se investiga una sustancia específica en la sangre denominada péptido natriurético, que se segrega en exceso cuando el corazón trabaja en condiciones de sobreesfuerzo y que informa acerca de la gravedad de la insuficiencia, que será mayor cuanto más altas sean las cifras.
Le indicará una radiografía de tórax, para valorar el tamaño de las cámaras cardiacas y el posible grado de afectación de los pulmones, a causa de la insuficiencia cardiaca. Se utiliza también para descartar otras enfermedades.
Le realizará también un electrocardiograma (ECG) para valorar cómo funciona su corazón y si ha padecido alguna lesión previa, aún sin que le hubiera sido diagnosticada hasta ese momento. El funcionamiento del EKG se basa en que el corazón tiene una actividad eléctrica que puede medirse desde el exterior y según las ondas que produce se comprueba si el corazón tiene alguna lesión, así como la existencia de alteraciones de esa transmisión eléctrica que son características de determinadas patologías.
Tratamiento
A pesar de que la insuficiencia cardiaca evoluciona, generalmente, de forma crónica ésta es una enfermedad que puede ser grave y causar la muerte, por lo que el tratamiento debe ser constante y el paciente y su familia deben estar al corriente de cualquier alteración que pueda significar un riesgo de complicación.
El tratamiento de la insuficiencia cardiaca va dirigido a conseguir que el corazón funcione lo mejor posible, a eliminar los síntomas de la enfermedad y a evitar que se descompense y se agrave.
El médico indicará un tratamiento para que el corazón trabaje con la fuerza que sea posible, para reducir la disnea, para reducir el edema de las piernas y los pies, para reducir el riesgo de producción de trombos y para el resto de los síntomas, que pueden ser leves o muy marcados. Este tratamiento pretende mejorar los síntomas, reducir los riesgos directos para el corazón, evitar las complicaciones y conseguir que el paciente pueda convivir con su enfermedad estabilizada y en las mejores condiciones.
Entre los medicamentos más habituales se encuentran los derivados digitálicos, los diuréticos y otros fármacos antihipertensivos, así como otros para controlar los niveles de colesterol y antiagregantes plaquetarios para evitar los trombos.
Recomendaciones
Ante un diagnóstico de insuficiencia cardiaca debe tomar conciencia de una serie de medidas básicas para evitar que la enfermedad avance y se complique.
Deje de fumar y evite los ambientes con humo de tabaco. El tabaco aumenta el riesgo de sufrir un infarto y su riesgo, al sufrir una insuficiencia cardiaca ya es mayor. El tabaco lo incrementa mucho más.
La alimentación a seguir debe ser saludable. Es recomendable una dieta equilibrada, rica en verduras, ensaladas, frutas, pescados y que contenga pocas grasas saturadas. Es posible que, en función de los resultados de sus análisis, le recomienden reducir algún tipo de alimento.
Evite añadir sal a las comidas. La sal aumenta la tensión arterial porque retiene más líquidos en el organismo. Como la insuficiencia cardiaca produce edemas en piernas y pies y puede producir también un edema en los pulmones, si toma sal en las comidas, el edema aumentará aún más y el corazón tendrá que realizar más trabajo para conseguir realizar su función. Si toma sal, el riesgo de complicaciones será mayor. Se acostumbrará muy pronto a tomar las comidas sosas, a las que si lo necesita, siempre podrá añadir algún producto que dé sabor y no perjudique su salud, como limón, pimienta molida u otras especias.
Enlaces de interés
La Fundación Española del Corazón, institución privada, sin ánimo de lucro, de carácter nacional, promovida por la Sociedad Española de Cardiología incorpora información ampliada para los pacientes relativa a la insuficiencia cardiaca: