El polvo de las casas tiene una composición muy variada, que incluye polvo de la calle, fibrillas de los tejidos, escamas de la piel de las personas y de los animales, restos de insectos y hongos. Este polvo sirve de alimento a los ácaros. Los ácaros son unos bichos muy pequeños que se parecen a las arañas. Muchos de los componentes del polvo pueden dar alergia, pero cuando se habla de alergia al polvo se refiere a la alergia a los ácaros.


Las partículas de ácaros flotan en el aire de toda la casa y para evitar su inhalación se deben de aplicar medidas en toda la casa. Pero donde más debemos de insistir es en el dormitorio de la persona afectada, ya que allí pasa muchas horas y está en contacto con objetos que pueden acumular ácaros como almohadas y colchones.


Consideraciones generales a tener en cuenta:

  • Ventilar bien y evitar la formación de zonas húmedas en la vivienda, especialmente en el dormitorio.
  • Intentar que la temperatura no sea superior a los 24 ºC y que la humedad no sea superior al 40 %.
  • Utilizar siempre el aspirador para la limpieza de toda la casa y paños húmedos para retirar el polvo.
  • Utilizar fundas especiales en el colchón y las almohadas y lavar la ropa de la cama en agua caliente una o dos veces a la semana.
  • Usar mantas acrílicas, que no sean de lana ni de plumas. Lavarlas cada tres meses y airearlas a menudo.
  • Evitar las alfombras, moquetas y tapetes ya que son objetos en los que deposita el polvo.
  • Evitar acumular libros y montones de papel o periódicos porque acumulan mucho polvo.
  • Evitar los peluches y muñecos de trapo; si no se pueden evitar deben ser de materiales que permitan su lavado frecuente. Se deben utilizar juguetes de madera, plástico o material no alérgico.