La hepatitis es la inflamación del hígado. En la mayoría de las ocasiones se debe a la infección por un virus. Los virus que afectan al hígado son de distintos tipos y gene- ralmente se denominan con letras. El virus de la hepatitis C (VHC) es uno de ellos.

A mediados de los años setenta, se demostró que algunas hepatitis que ocurrían después de una transfusión, no eran debidas ni al virus A, ni al virus B. Entonces se comenzaron a denominar hepatitis no A no B (NANB). En la actualidad se denominan virus de la hepatitis C (VHC) y se conocen 7 tipos diferentes (genotipos) y al menos 67 subtipos. Según el tipo de virus el tratamiento es diferente.

La hepatitis C es una enfermedad infecciosa que afecta a la población mundial. Los diferentes tipos de virus C se distribuyen en el mundo de la siguiente manera: el genotipo 1 es el más frecuente a nivel mundial y en España, los genotipos 5 y 6 son más frecuentes en África y Asia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que afecta a 185 millones de personas, aunque la proporción de personas enfermas no es igual en todos los países. En España la enfermedad afecta al 1,2% de las personas adultas.

Este virus puede afectar al hígado de forma aguda o crónica. La infección aguda no siempre se manifiesta, muchas veces pasa desapercibida en más del 70% de los casos. La hepatitis C aguda puede curarse de forma espontánea o con tratamiento.

Cuando la hepatitis C se hace crónica existe riesgo de que se forme una cicatriz que en su grado más leve se denomina fibrosis. Existen cuatro grados de fibrosis (F0-F1, F2, F3 y F4). Con el tiempo, esta cicatriz produce un mal funcionamiento del hígado, perdiendo incluso su capacidad de recuperación. Es lo que se conoce como cirrosis. Se desconoce el momento exacto en el que la fibrosis se vuelve irreversible.

Otra complicación grave que puede ocurrir por la infección por estos virus es la aparición de células de crecimiento anormal (cancerígenas), que pueden dar finalmente la aparición de un cáncer en el hígado (hepatocarcinoma).