Consiste en extraer una parte de la glándula a través del canal uretral del pene. Esta maniobra previene el crecimiento tumoral por un tiempo y sobre todo se utiliza para resolver la obstrucción del flujo urinario que provoca el tumor. Es una técnica quirúrgica conservadora y no obtiene los mismos resultados a largo plazo que la prostatectomía radical.
Como la prostactetomía no garantiza la eliminación de todas las células cancerosas, se suele complementar con otros tratamientos.