El complemento es un conjunto de moléculas, componentes del sistema inmune innato, que tienen capacidad para producir inflamación y destrucción de las células. El sistema del complemento incrementa la capacidad de los anticuerpos y células fagocíticas de aclarar los agentes infecciosos y las células lesionadas del organismo, promueve la inflamación y ataca la membrana celular de los agentes patógenos. Además, recluta y activa a los anticuerpos generados por el sistema inmune adaptativo.

La implicación del complemento en la patogénesis del Lupus Eritematoso Sistémico (LES) está bien establecida. Las deficiencias congénitas del complemento predisponen al desarrollo del LES y la activación del sistema del complemento, por parte de los autoanticuerpos e inmunocomplejos, contribuyen a la inflamación y lesión de los tejidos. En la nefritis lúpica está clara la participación del complemento. Esto ha supuesto que la medición de sus niveles se haya utilizado como biomarcador de actividad de la enfermedad. En concreto se miden las fracciones C3 y C4 que, como fruto de esa mayor actividad, se van a consumir, lo que hace que los pacientes con LES activo presenten descenso de C3 y C4 en sangre.

No obstante, las mediciones de C3 y C4 tienen algunos inconvenientes. En particular, el rango de ambos en plasma normal es muy amplio y se solapa con lo observado en pacientes con LES. Debido a sus altas concentraciones, especialmente del C3, puede ser difícil detectar pequeños cambios en su concentración, no pudiendo apreciarse ligeros descensos. Por otra parte, el consumo de C3 y C4 durante la activación del complemento, puede dar lugar a un aumento de su síntesis, para compensar su consumo, lo que puede suponer que no haya un cambio neto de los niveles de dichas proteínas.