Las radiaciones ionizantes utilizadas de forma inadecuada pueden producir efectos perjudiciales en la salud de las personas y en el medio ambiente, por lo que es necesario regular su uso.


La protección radiológica tiene como finalidad la protección de las personas y del medio ambiente contra los efectos nocivos que pueden resultar de la exposición a radiaciones ionizantes. Su objetivo es la utilización segura de las radiaciones ionizantes y garantizar la protección de los individuos, de sus descendientes, de la población en su conjunto, así como del medio ambiente, frente a los posibles riesgos que se deriven de la exposición a las radiaciones ionizantes. Y todo ello, sin limitar su utilización pues suponen un beneficio para la sociedad y para las personas.


Es importante proteger tanto a las personas que se hacen las pruebas diagnósticas con radiaciones ionizantes como a los profesionales que las realizan.