Las personas tratadas con radioterapia en el tórax pueden sufrir irritación fundamentalmente en el esófago, las vías aéreas y el pulmón, capaces de causar dolor torácico, dolor con la deglución de alimentos, tos, flemas con algo de sangre y, a veces, cansancio. Estos síntomas irán remitiendo tras finalizar el tratamiento. Para tolerar mejor la radioterapia se aconseja que los enfermos eviten el tabaco, las bebidas alcohólicas y los ambientes muy polucionados. También tomar líquidos y alimentos blandos no excesivamente fríos ni calientes.


Según las Recomendaciones facilitadas por la Sociedad Española de Oncología Médica puede contribuir al alivio de los síntomas con las siguientes medidas:


- Para sobrellevar la dificultad para respirar (disnea) es recomendable permanecer sentado, que el

paciente esté acompañado en todo momento, especialmente por la noche, y se encuentre relajado.

Además, se recomienda mantener un ambiente tranquilo, bien ventilado y con cierto grado de

humedad. Son beneficiosos los ejercicios respiratorios (respiración diafragmática y espiración con

labios semiocluidos), de drenaje o clapping para ayudar a expulsar las secreciones bronquiales y las

técnicas de relajación. Existen medidas farmacológicas para aliviar la disnea: si esta es secundaria a

derrame pleural, la toracocentesis evacuadora alivia rápidamente la sintomatología.


- Para el tratamiento de la tos, además del tratamiento con medicamentos, se deben evitar causas

externas que la provoquen (olores), humidificar el ambiente, fisioterapia respiratoria y medidas

posturales.


- El tratamiento de la expectoración o flemas sanguinolentas (hemoptisis) debido a sangrado tumoral

incluye reposo acostándose sobre el lado donde esté situado el cáncer de pulmón. Si existe

sangrado llamativo, debe acudirse rápidamente al Servicio de Urgencias.


- Es frecuente que el paciente presente falta de apetito y pérdida de peso. Si no está en condiciones

de alimentarse e hidratarse como lo hacía antes de la enfermedad, se genera, tanto en él como en

su familia, un estado de angustia y malestar. Para mejorarlo se pueden seguir varias

recomendaciones:


- No establecer un horario de comidas, el enfermo debe comer cuando lo pida; no forzarle a ingerir

alimento si no tiene apetito, para evitar mayor ansiedad y angustia;


- Servir la comida en platos pequeños y cantidades reducidas, cuidando los detalles de presentación;


- Hacer la comida triturada y con salsas para facilitar la deglución.


- Se debe tratar de evitar los olores, ya que pueden incrementar la inapetencia del paciente.


- Siempre que sea posible, es importante que el paciente coma con el resto de la familia.


- Ofrecer al paciente no sólo agua, sino leche, zumos, infusiones o refrescos.


- El uso de suplementos nutricionales supone un buen soporte de proteínas y calorías, generalmente

en forma de líquidos y fáciles de tomar. En principio, no deben sustituir a su alimentación habitual.

Estos suplementos deben consumirse entre horas o al finalizar una comida principal, no antes, ya

que le pueden motivar pérdida de apetito.


- Son recomendables también la práctica de ejercicio y una actividad conformes a la capacidad física

del paciente.


- Son recomendables también la práctica de ejercicio y una actividad conformes a la capacidad física

del paciente.


- Mejorar la calidad del sueño puede ayudar a reducir la debilidad y el cansancio (astenia).