Además de recibir recomendaciones generales sobre actividad física permitida, puede incorporarse a un programa de rehabilitación cardiaca que puede desarrollarse en un hospital, en un centro de rehabilitación, en un centro de salud o en asociaciones de pacientes. Lo habitual es que estos programas comiencen después de varias semanas desde que se recibió el alta y que se realicen bajo supervisión de profesionales sanitarios; la duración de los programas de rehabilitación es variable.

En las sesiones de rehabilitación se realizan, sobre todo, ejercicios aeróbicos tales como caminar deprisa, nadar, subir escaleras o andar en bicicleta, que con un esfuerzo ligero y mantenido ayudan a aumentar la resistencia cardiaca, reforzar el corazón y reducir la tensión arterial. Se llevan a cabo durante un par de horas en cada sesión y estas sesiones tienen lugar una o dos veces a la semana. Los gimnasios o las salas donde se hace rehabilitación cardiaca deben estar preparados para valorar si el grado de esfuerzo que realiza el paciente es el adecuado y para intervenir si se produce algún problema en los pacientes.


Las sesiones de rehabilitación incluyen también reuniones que juegan un papel importante en mantener y recordar las recomendaciones que tiene que seguir el paciente para adaptar su estilo de vida y reducir los factores de riesgo.