Desde la comprobación de que la testosterona controla el crecimiento de las células cancerosas de la próstata, la terapia hormonal se utiliza con el fin de contrarrestar los efectos de esta hormona que se fabrica en los testículos, evitando que el organismo fabrique la testosterona o bien bloqueando su utilización.


Este tipo de tratamiento puede utilizarse en combinación con alguno de los anteriores para tumores hormonosensibles pero también se aplica antes o después de los otros tratamientos con el fin de coadyuvar a que sean más efectivos o bien para evitar que el cáncer se reproduzca. Entre los efectos secundarios de la terapia hormonal se encuentra la pérdida de la libido y dificultad para conseguir la erección y otros efectos como el crecimiento de las mamas.