En los niños la clasificación de la gravedad clínica es diferente, sobre todo en los más pequeños, porque es difícil medir la función pulmonar. La gravedad del asma se valora según la frecuencia de aparición de los síntomas, el número de crisis y la situación entre las crisis, la necesidad de broncodilatador de rescate y los valores de la función pulmonar. En función de estos criterios, la gravedad del asma se clasifica en asma episódica (ocasional o frecuente) y asma persistente (moderada o grave).

En niños pequeños, en los que no sea posible realizar un estudio de la función pulmonar, se clasifica la gravedad exclusivamente en función de la sintomatología. En los lactantes a veces se usa el nombre de "enfermedad reactiva de las vías respiratorias", término que no indica un diagnóstico específico, y los síntomas pueden estar o no causados por asma.

La evaluación del control de los síntomas en el niño, sobre todo en los más pequeños, puede ser difícil ya que la información sobre los síntomas la proporcionan los padres y/o las personas que los cuidan y puede que no sea muy completa. Existen cuestionarios específicos que valoran la presencia y frecuencia de síntomas tanto diurnos como nocturnos, la necesidad de medicación de rescate y la existencia de alguna limitación de la actividad física. Además se evalúa la presencia de factores de riesgo para padecer exacerbaciones y para padecer los efectos secundarios de la medicación. Teniendo en cuenta todo esto hablamos de asma bien controlada, parcialmente controlada o no controlada.