Hipertensión Pulmonar
La hipertensión pulmonar (HP) es una enfermedad crónica, poco frecuente y potencialmente grave. Se caracteriza por una presión anormalmente alta en las arterias que llevan la sangre desde el corazón hacia los pulmones. Esto provoca que el corazón tenga que trabajar más de lo normal, lo que puede dañar progresivamente su funcionamiento. Es importante detectarla a tiempo y contar con un seguimiento especializado.
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Introducción
La hipertensión pulmonar (HP) es una enfermedad poco común pero seria, que afecta a los vasos sanguíneos de los pulmones. Se produce cuando la presión en estas arterias es más alta de lo normal, lo que obliga al corazón a esforzarse más para bombear la sangre. Con el tiempo, este esfuerzo puede afectar su funcionamiento. Aunque no siempre es fácil de detectar en las primeras fases, un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado pueden mejorar mucho la calidad de vida de quienes la padecen.
Síntomas
En las primeras fases, la hipertensión pulmonar puede no presentar síntomas evidentes. A medida que avanza, pueden aparecer:
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Dificultad para respirar, especialmente al hacer ejercicio
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Cansancio o fatiga extrema
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Mareos o desmayos
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Hinchazón en tobillos, piernas o abdomen
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Dolor o presión en el pecho
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Palpitaciones
Estos síntomas suelen confundirse con otras enfermedades, por lo que es importante consultar si persisten.
Diagnóstico
El diagnóstico requiere una evaluación médica especializada, que puede incluir:
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Ecocardiograma (para observar el corazón)
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Electrocardiograma (ECG)
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Radiografía de tórax
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Pruebas de función pulmonar
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Cateterismo cardíaco derecho (es la prueba definitiva)
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Analíticas y pruebas de esfuerzo
Un diagnóstico precoz permite iniciar tratamiento antes de que la enfermedad progrese.
Tratamiento
Aunque no tiene cura, existen tratamientos eficaces para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida:
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Medicamentos vasodilatadores pulmonares
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Oxigenoterapia en casos necesarios
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Anticoagulantes (en algunos tipos de HP)
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Diuréticos si hay retención de líquidos
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Rehabilitación cardiopulmonar
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En casos graves, se puede valorar el trasplante pulmonar o cardiopulmonar
Manejo y vida diaria
Vivir con hipertensión pulmonar requiere una buena organización y cuidado personal:
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Seguir estrictamente el tratamiento
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Evitar esfuerzos físicos excesivos, pero mantener cierta actividad (según indicación)
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Alimentación saludable y baja en sal
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Evitar viajes a altitudes elevadas
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Controlar el estrés y mantener un buen descanso
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Acudir a todas las revisiones médicas
Contar con el apoyo de familiares, grupos de pacientes o asociaciones puede ser de gran ayuda emocional y práctica.

















