Glomerulonefritis
La glomerulonefritis es una enfermedad que afecta a los glomérulos, que son pequeñas estructuras de filtrado dentro de los riñones. Su función es eliminar los desechos y el exceso de líquidos de la sangre a través de la orina. Cuando estos glomérulos se inflaman, dejan de funcionar correctamente, lo que puede provocar la acumulación de líquidos, proteínas o sustancias de desecho en el organismo.
Glomerulonefritis
Enfermedad
Causas
La glomerulonefritis puede tener múltiples causas. Algunas de las más comunes son:
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Infecciones previas, como las infecciones por estreptococo en la garganta o en la piel.
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Enfermedades autoinmunes, como el lupus o la vasculitis.
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Problemas del sistema inmunitario, donde el cuerpo ataca por error a sus propios tejidos.
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Ciertas condiciones hereditarias.
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En algunos casos, la causa es desconocida.
También puede estar asociada a enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión arterial.
Evolución de la enfermedad
La glomerulonefritis puede evolucionar de diferentes maneras, dependiendo de su causa y del momento en que se diagnostica.
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Forma aguda: aparece de manera repentina, normalmente después de una infección. Se caracteriza por síntomas como hinchazón, orina de color oscuro y aumento de la presión arterial. Con tratamiento adecuado, muchas personas se recuperan por completo.
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Forma crónica: se desarrolla de forma lenta y progresiva. Al principio puede no causar síntomas, pero con el tiempo puede provocar daño renal irreversible si no se controla bien. Puede derivar en insuficiencia renal crónica.
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Forma rápidamente progresiva: es poco frecuente pero grave. En este caso, la función renal se deteriora en pocas semanas o meses. Requiere atención urgente para intentar frenar el daño.
Con un seguimiento adecuado y tratamiento temprano, muchas formas de glomerulonefritis pueden controlarse y evitar complicaciones.
Síntomas
Los síntomas pueden variar según el tipo y la gravedad de la inflamación. Algunos de los más frecuentes son:
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Hinchazón en piernas, tobillos, cara o párpados.
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Orina de color rojizo o marrón (presencia de sangre).
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Orina espumosa (por pérdida de proteínas).
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Fatiga, náuseas o disminución del apetito.
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Presión arterial alta.
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Disminución de la cantidad de orina.
En la forma crónica, los síntomas pueden pasar desapercibidos durante mucho tiempo.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en una combinación de pruebas:
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Análisis de orina, para detectar sangre o proteínas.
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Análisis de sangre, para valorar la función renal y signos de inflamación.
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Ecografía renal.
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En algunos casos, biopsia del riñón, que permite conocer el tipo exacto de glomerulonefritis y orientar el tratamiento.
Es importante identificar la causa, ya que el tratamiento puede variar considerablemente.
Tratamiento
El tratamiento depende del tipo de glomerulonefritis, su causa y la afectación renal. Puede incluir:
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Control de la presión arterial con medicamentos específicos.
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Fármacos inmunosupresores o corticoides si la causa es autoinmune.
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Antibióticos en caso de infecciones.
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Cambios en la dieta para reducir el consumo de sal, proteínas o líquidos.
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Diuréticos para controlar la hinchazón.
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En casos graves, puede ser necesario recurrir a diálisis o trasplante renal.
El seguimiento médico debe ser regular para controlar la evolución de la enfermedad.
Cuidados y apoyo
Las personas con glomerulonefritis necesitan un seguimiento cercano por parte del equipo de nefrología y atención primaria. Es importante mantener un estilo de vida saludable, controlar la presión arterial y evitar la automedicación.
El acompañamiento emocional también es clave, especialmente si se producen cambios importantes en la dieta, la rutina o el estado general de salud. Las asociaciones de pacientes pueden ofrecer apoyo, información práctica y contacto con otras personas en situación similar.

















