Cáncer de laringe
El cáncer de laringe es un tumor maligno que se origina en los tejidos de la laringe, un órgano ubicado en el cuello que cumple funciones vitales como la respiración, la fonación (producción de la voz) y la protección de las vías respiratorias durante la deglución. Este tipo de cáncer se incluye dentro de los tumores de cabeza y cuello y es más frecuente en personas mayores de 50 años, especialmente en hombres y en personas fumadoras o con consumo prolongado de alcohol.
Cáncer de laringe
- tabaco
- alcohol
- paciente oncológico
Tipos de cáncer de laringe
Según la localización anatómica del tumor dentro de la laringe, se clasifica en:
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Glótico: Afecta a las cuerdas vocales. Es el más frecuente y suele detectarse pronto debido a la aparición de disfonía (ronquera).
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Supraglótico: Se sitúa por encima de las cuerdas vocales (epiglotis, bandas ventriculares, etc.). Tiene mayor riesgo de diseminación ganglionar y se diagnostica en fases más avanzadas.
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Subglótico: Se localiza por debajo de las cuerdas vocales. Es raro y puede causar obstrucción respiratoria progresiva.
El tipo histológico más común es el carcinoma escamoso (epidermoide).
Causas
Los principales factores de riesgo reconocidos son:
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Tabaquismo activo y pasivo. Es el principal factor asociado. El riesgo aumenta con la cantidad y duración del hábito.
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Consumo de alcohol, especialmente en combinación con tabaco.
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Infección por virus del papiloma humano (VPH), especialmente en pacientes más jóvenes o no fumadores.
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Exposición laboral a sustancias como amianto, vapores ácidos o derivados del petróleo.
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Reflujo laringofaríngeo crónico, que puede irritar las mucosas laríngeas.
Síntomas
Los síntomas más frecuentes incluyen:
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Disfonía o ronquera persistente (más de 2–3 semanas), especialmente en tumores glóticos.
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Odinofagia (dolor al tragar) o sensación de cuerpo extraño en la garganta.
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Tos seca persistente, ocasionalmente con expectoración hemoptoica.
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Disnea (dificultad para respirar), si hay obstrucción laríngea.
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Otalgia refleja unilateral (dolor de oído sin patología otológica).
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Adenopatías laterocervicales (bultos en el cuello por afectación ganglionar).
La disfonía prolongada, especialmente en personas fumadoras, debe ser siempre evaluada por un especialista.
Diagnóstico
El diagnóstico se realiza mediante:
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Laringoscopia directa o flexible en consulta de otorrinolaringología, que permite visualizar la lesión.
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Biopsia bajo anestesia, que confirma la malignidad y el tipo histológico.
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Estudio de extensión con TAC, resonancia magnética o PET-TAC para valorar la afectación local, regional (ganglios) o a distancia.
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Estadificación TNM, esencial para decidir el tratamiento.
La derivación rápida desde Atención Primaria ante síntomas sospechosos mejora el pronóstico.
Tratamiento
El tratamiento depende del estadio y localización del tumor, e implica habitualmente un enfoque multidisciplinar (ORL, oncología radioterápica y médica, rehabilitación, logopedia, trabajo social):
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Cirugía:
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Lesiones precoces: microcirugía con láser o cordectomía parcial.
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Tumores avanzados: laringectomía parcial o total.
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Radioterapia, sola o en combinación con quimioterapia, especialmente en pacientes con contraindicación quirúrgica o para preservar la voz.
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Quimioterapia, especialmente en estadios localmente avanzados o como tratamiento concomitante con radioterapia.
Se busca, siempre que sea posible, preservar la función laríngea, sin comprometer la eficacia oncológica.
Cuidados y apoyo
El tratamiento puede afectar la voz, la respiración y la deglución, por lo que se requiere atención integral:
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Rehabilitación logopédica, esencial tras la cirugía o la radioterapia para recuperar o adaptar la voz.
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Soporte emocional y psicológico, tanto en el diagnóstico como durante el proceso de adaptación.
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Valoración nutricional, especialmente si hay disfagia o pérdida de peso.
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Reinserción social y laboral, con acompañamiento desde trabajo social sanitario.
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Seguimiento estrecho durante los primeros 5 años para detectar recaídas y segundas neoplasias.
Recomendaciones
Ante una ronquera persistente o cambios en la voz, es fundamental acudir al médico, especialmente si se tiene historial de tabaquismo o consumo de alcohol. La detección precoz es clave para aplicar tratamientos menos agresivos y conservar funciones como la voz o la deglución. Tras el tratamiento, abandonar el tabaco y el alcohol es prioritario, ya que disminuye el riesgo de recaídas y mejora la recuperación. Es importante mantener los controles periódicos, cumplir las indicaciones del equipo sanitario y seguir la rehabilitación recomendada. El apoyo emocional, la información clara y el acompañamiento especializado ayudan a afrontar el proceso con mayor seguridad, autonomía y calidad de vida.
















