Trasplante hepático
Trasplante hepático
Técnica y/o prueba
Introducción
El Trasplante Hepático ha llegado a su mayoría de edad y se ha convertido en una opción terapéutica con unos resultados excelentes, no solo en cuanto a supervivencia a largo plazo, sino también en la mejoría de la calidad de vida. Actualmente supone un tratamiento rutinario en algunos centros especializados, ofreciendo una posibilidad de curación superior al 85% con una calidad de vida muy satisfactoria.
En 1984 el trasplante hepático dejó de ser una terapia experimental, para pasar a ser el único tratamiento eficaz para ciertas enfermedades hepáticas crónicas progresivas e irreversibles. Desde esa fecha se han realizado numerosos trasplantes hepáticos en España siendo su número anual superior a 1.000.
El Hospital Río Hortega de Valladolid está autorizado para trasplante hepático desde agosto de 2001. El primer trasplante hepático se realizó el día 20 de noviembre de 2001. Desde entonces han sido numerosos los trasplantes realizados.
El trasplante hepático sin duda supone un avance muy importante en la calidad de la asistencia sanitaria de la Comunidad de Castilla y León. Un gran número de personas que trabajan a diario para que el programa funcione, hacen posible una calidad asistencial tal y como demanda la sociedad.
El trasplante, por otro lado, no sería posible sin la generosidad de la propia sociedad y, en ese sentido, es de alabar la alta tasa de donaciones de esta Comunidad que se sitúa incluso por encima de la media nacional.
Antes del trasplante
Evaluación médica
Las personas candidatas al trasplante hepático serán sometidas a una serie de pruebas diagnósticas para valorar su estado de salud: análisis de sangre, radiografías y consultas con varios especialistas.
Es importante conocer exactamente el funcionamiento de sus órganos ya que aumentan las posibilidades de éxito del trasplante. Deberán someterse a diferentes pruebas para saber cómo funcionan: el corazón, los pulmones, los iñones, lossistemas inmunitario y circulatorio o si existe alguna enfermedad causada por virus.
En definitiva, habrá que saber cómo es su estado de salud en general. También se estudiará por qué ha fallado el hígado. Como parte de ese estudio anteriormente citado, tendrá que entrevistarse con un equipo de profesionales como: médicos especialistas en enfermedades digestivas y hepáticas, cirujanos de trasplante, psiquiatra, dentista, anestesista, nutricionista enfermeras y otros en función de la situación concreta de cada persona.
Cuando se haya completado la valoración de su estado de salud, el equipo de profesionales que realizarán el trasplante revisará los resultados de las pruebas diagnósticas y de las consultas y decidirá si está usted en condiciones de recibir un trasplante o es necesario someterle a otro tipo de tratamiento.
Si el equipo de médicos decide que lo mejor para usted es someterse a un trasplante hepático, y usted está de acuerdo, entrará en la lista de espera de receptores de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT).
Después del trasplante
Después de la operación
Una vez finalizada la operación usted será trasladado/a a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) donde permanecerá entre 12 horas y dos días. A las pocas horas empezará a despertar de la anestesia.
Mientras se encuentre en la UCI, estará algo sedado y conectado a varios aparatos a través de tubos y cables; esto es así por su seguridad, no se alarme. Se le irán retirando poco a poco a medida que se vaya recuperando. Estos aparatos son:
- Un tubo a través de la boca que le ayudará a respirar mejor. No podrá hablar mientras tenga colocado el tubo, pero el personal de enfermería le ayudará a comunicarse de otras formas.
- Una sonda a través de la nariz para aspirar los líquidos que hay en el estómago y así protegerle de los vómitos. Será retirada a las 24-48 horas y le darán a beber líquidos para ir iniciando la alimentación poco a poco.
- Una sonda en la vejiga que permitirá tener un control de los líquidos que elimina. Mientras la tenga puesta no tendrá ganas de orinar y le será retirada a los pocos días.
- Una vía en una vena para administrarle el suero y las medicinas, medir la presión sanguínea y obtener sangre para hacer análisis. Por esta vía le administrarán los calmantes y no tendrá dolor, de esta forma le ayudarán a descansar para su recuperación.
- Tendrá colocados sobre la piel del pecho unos cables que conectados a una pantalla informarán sobre el estado de su corazón de forma permanente.
Complicaciones y signos de alarma
Deberá acudir a su médico de familia si aparece alguno de los siguientes signos y/o síntomas de alarma:
Fiebre
Cualquier episodio de fiebre (por encima de 38ºC) de más de 24 horas de duración, asociado o no con dolor abdominal o cefaleas.
Hipertensión
Ante valores superiores a 150/90 y con especial atención si la mínima supera los 100 (Hipertensión sistólica o diastólica de reciente comienzo o no controlada con la medicación antihipertensiva prescrita previamente).
Síntomas respiratorios
Sensación de ahogo tras el esfuerzo o en reposo, tos persistente, dolor en el costado que se hace más intenso al respirar hondo.
Alteración de la frecuencia cardíaca
Menor de 60 p.m. o mayor de 90 p.m. mantenida.
Picor intenso de la piel o color amarillento de la piel y las mucosas
Síntomas del aparato digestivo
Vómitos, náuseas o diarrea de más de 24 horas de duración, dolor del abdomen intenso o persistente, vientre hinchado o aparición de sangre en las heces o en el vómito.
Síntomas del sistema nervioso
Dolores de cabeza persistentes, convulsiones, trastornos visuales.
Alteraciones en la orina
Disminución de la cantidad de orina diaria, cambios en el color de la misma o molestias al orinar. Las molestias que se presentan, por lo general, nos indican que hay infección y son: el picor o escozor al orinar, necesidad de orinar a menudo y poca cantidad, cambio de color y olor.
Recomendaciones
La higiene corporal
Una vez retirados los puntos podrá ducharse a diario con un gel neutro o ligeramente ácido. Son preferibles las duchas a los baños y evite el uso de esponjas. Mantenga la piel del cuerpo bien hidratada. Durante el primer mes utilice algún antiséptico en su herida después de la ducha. Si lleva colocado un tubo de drenaje, desinfecte también su salida y procure evitar tirones. Si nota cambios o enrojecimientos, consulte a su médico.
Cambie frecuentemente las toallas, use siempre ropa limpia y lávela con frecuencia. Es necesario que todos los productos y objetos para el aseo sean de su uso exclusivo.
Mantenga un meticuloso cuidado de las uñas de los pies y de las manos; límpielas concienzudamente con un cepillo y manténgalas debidamente cortadas. Lávese las manos antes y después de comer y de su aseo personal y siempre que exista riesgo de que estén contaminadas. Use jabón con dosificador mejor que pastillas.
Cuando recupere la menstruación, cámbiese frecuentemente la compresa o el tampón, ya que la sangre es un medio de cultivo apropiado para el crecimiento de las agentes infecciosos.
No use artículos que contengan desinfectantes para la higiene íntima ya que pueden destruir los microorganismos que existen normalmente en la vagina y aumentan el riesgo de infección. El lavado frecuente con agua y jabón neutro es suficiente.
















