Esquizofrenia
La esquizofrenia es un trastorno mental complejo que altera la percepción de la realidad. Quienes la padecen pueden experimentar síntomas como alucinaciones, pensamientos desorganizados y cambios en el comportamiento.
Esquizofrenia
- Alucinaciones
- Desconexión
- Percepción
Introducción
La esquizofrenia es un trastorno mental grave que afecta la manera en que una persona piensa, siente y se comporta. Puede provocar una desconexión con la realidad, lo que genera un gran impacto en la vida de quien la padece y en la de su entorno. Aunque se trata de una enfermedad crónica, existen tratamientos y apoyos que permiten mejorar notablemente la calidad de vida.
La esquizofrenia no define a una persona. Con el acompañamiento adecuado, muchas personas pueden llevar una vida plena, estudiar, trabajar, tener relaciones y formar parte activa de la sociedad. Escuchar sin prejuicios, informar con rigor y acompañar con empatía es responsabilidad de toda la ciudadanía.
Síntomas
Los síntomas pueden variar entre personas, pero suelen clasificarse en tres grupos:
- Síntomas positivos: alucinaciones (ver u oír cosas que no existen), delirios (creencias falsas), pensamiento desorganizado, lenguaje incoherente.
- Síntomas negativos: pérdida de interés o motivación, dificultad para expresar emociones, aislamiento social.
- Síntomas cognitivos: problemas de atención, memoria o planificación.
Estos síntomas suelen aparecer en la adolescencia tardía o adultez temprana y evolucionar en fases, con periodos de crisis y de estabilidad.
Diagnóstico
El diagnóstico lo realiza un profesional de salud mental a través de la entrevista clínica y la observación de los síntomas durante al menos seis meses. En ocasiones se pueden realizar pruebas complementarias para descartar otras causas (neurológicas, tóxicas, etc.). El diagnóstico precoz y el abordaje integral son fundamentales para un mejor pronóstico.
Complicaciones posibles
Sin un tratamiento adecuado, la esquizofrenia puede derivar en:
- Dificultades para llevar una vida autónoma.
- Aislamiento social y deterioro de relaciones personales.
- Problemas económicos o legales.
- Mayor riesgo de otras enfermedades mentales, consumo de sustancias o conducta suicida.
El estigma y la desinformación también agravan el sufrimiento de quienes la padecen, dificultando su inclusión social.
Abordaje y tratamiento
El tratamiento de la esquizofrenia es integral y combina distintas estrategias, más allá del uso de medicación:
- Psicoterapia:
- Terapia cognitivo-conductual (TCC): ayuda a cuestionar creencias irracionales, reducir la angustia y mejorar el afrontamiento.
- Terapia familiar: promueve la comprensión del trastorno y mejora la convivencia en el entorno cercano.
- Psicoeducación: capacita a pacientes y familias para reconocer síntomas, gestionar crisis y favorecer la autonomía.
- Rehabilitación psicosocial:
- Entrenamiento en habilidades sociales, laborales y de la vida diaria.
- Actividades ocupacionales, culturales o deportivas para promover inclusión y autoestima.
- Apoyo comunitario: Grupos de apoyo y redes comunitarias que ofrecen seguimiento, orientación y oportunidades de participación social.
- Técnicas de bienestar:
- Mindfulness, ejercicios de respiración, actividad física regular y rutinas saludables contribuyen al equilibrio emocional y al control del estrés.
Todo esto debe adaptarse a las necesidades individuales y mantenerse a lo largo del tiempo con el acompañamiento de profesionales.
Promoción del bienestar mental
Más que prevención (ya que no siempre es posible anticiparse a la aparición de esta enfermedad), es fundamental hablar de detección precoz, acceso a servicios adecuados y fomento del bienestar emocional. La reducción del estigma, la promoción de hábitos saludables y el acompañamiento comunitario son claves.

















