Enfermedad Inflamatoria Pélvica (EIP)
La Enfermedad Inflamatoria Pélvica (EIP) es una infección del aparato reproductor femenino que puede tener consecuencias graves si no se trata a tiempo. Aprende a reconocer sus síntomas y cómo prevenirla.
Enfermedad Inflamatoria Pélvica (EIP)
- Mujer
- Ginecología
- Bacterias
Introducción
La Enfermedad Inflamatoria Pélvica (EIP) es una infección que afecta los órganos reproductores femeninos superiores: útero, trompas de Falopio, ovarios y tejido pélvico circundante. Suele estar causada por bacterias que ascienden desde la vagina o el cuello del útero, siendo las más frecuentes Chlamydia trachomatis y Neisseria gonorrhoeae. Aunque puede cursar de forma leve o asintomática, puede tener consecuencias graves si no se trata. En España, se estima que la EIP afecta a entre 1 y 2 mujeres por cada 1.000 al año, especialmente en mujeres jóvenes sexualmente activas.
Síntomas
Los síntomas pueden ser variables, lo que dificulta el diagnóstico precoz. En muchas mujeres los signos son leves o incluso inexistentes, pero en otras pueden presentarse de forma más aguda:
- Dolor pélvico o abdominal bajo que puede irradiar a la parte baja de la espalda.
- Flujo vaginal anormal, a veces con mal olor.
- Sangrado uterino anormal, especialmente después de las relaciones sexuales.
- Fiebre, náuseas o malestar general.
- Dolor durante las relaciones sexuales o al orinar.
Reconocer los síntomas a tiempo es clave para evitar complicaciones como la infertilidad.
Diagnóstico
El diagnóstico de EIP se basa en la combinación de evaluación clínica y pruebas complementarias. La historia clínica detallada y la exploración ginecológica permiten sospechar el cuadro. Se apoyan con pruebas como:
- Exámenes microbiológicos para detectar infecciones de transmisión sexual.
- Ecografía transvaginal para observar inflamación o abscesos.
- En casos complejos, puede requerirse laparoscopia para confirmar el diagnóstico.
Según guías actuales, el tratamiento no debe retrasarse si existe sospecha clínica fundada, aunque las pruebas no sean concluyentes.
Tratamiento
El abordaje debe ser rápido para prevenir daños irreversibles. El tratamiento habitual incluye:
- Antibióticos de amplio espectro, como ceftriaxona (vía intramuscular o intravenosa), doxiciclina y metronidazol.
- En casos graves o con abscesos, puede requerirse hospitalización y tratamiento intravenoso.
- Es fundamental tratar también a las parejas sexuales para evitar reinfecciones.
- El seguimiento clínico garantiza la resolución del cuadro y detecta posibles secuelas.
La respuesta suele ser buena si se inicia el tratamiento en fases tempranas.
Complicaciones posibles
Si no se trata adecuadamente, la EIP puede tener consecuencias a largo plazo, como:
- Infertilidad por daño o bloqueo de las trompas.
- Embarazo ectópico.
- Dolor pélvico crónico.
- Formación de abscesos tuboováricos.
Estas complicaciones se dan con más frecuencia cuando el diagnóstico se retrasa o la infección se repite.
Prevención
La EIP puede prevenirse en gran medida con prácticas sexuales seguras y seguimiento médico adecuado:
- Uso consistente de preservativo.
- Revisión ginecológica regular.
- Detección precoz y tratamiento de ITS.
- Educación sexual adaptada a la edad y contexto social.
Recursos y apoyo en Castilla y León
En Castilla y León, las mujeres pueden acceder a servicios de atención integral a la salud sexual y reproductiva a través de los centros de salud y los programas de salud sexual de Sacyl.

















