Enfermedad de Crohn
La enfermedad de Crohn es un trastorno inflamatorio crónico que afecta el sistema digestivo, provocando síntomas como dolor abdominal, diarrea frecuente, fatiga y pérdida de peso. Puede comprometer distintas partes del tracto gastrointestinal y presentarse en brotes que alternan con periodos de mejoría.
Enfermedad de Crohn
- Trastorno inflamatorio
- Sistema digestivo
- Gastrointestinal
Introducción
La enfermedad de Crohn es una enfermedad inflamatoria intestinal crónica que puede afectar cualquier parte del tracto digestivo, desde la boca hasta el ano. Se caracteriza por episodios de inflamación que pueden causar daño en las paredes intestinales y presentar períodos de actividad (brotes) y remisión.
Causas y factores de riesgo
Aunque se desconoce la causa exacta, se consideran factores predisponentes:
- Genética: historia familiar de la enfermedad.
- Sistema inmunológico: respuesta anómala del sistema inmunitario.
- Factores ambientales: dieta, infecciones previas o tabaquismo.
- Edad: frecuente en personas jóvenes, aunque puede aparecer a cualquier edad.
Síntomas
Los síntomas pueden variar según la localización y gravedad de la inflamación, e incluyen:
- Dolor abdominal y cólicos.
- Diarrea crónica, a veces con sangre.
- Fatiga.
- Pérdida de peso inexplicada.
- Fiebre.
- Úlceras orales.
- Inflamación ocular o articular.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en:
- Historia clínica y examen físico: evaluación de síntomas y antecedentes.
- Pruebas de laboratorio: análisis de sangre y heces.
- Endoscopia y biopsia: para observar directamente el intestino y obtener muestras.
- Imágenes: ecografía, tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM).
Tratamiento
El tratamiento de la enfermedad de Crohn tiene como objetivo controlar la inflamación, aliviar los síntomas y prevenir complicaciones, e incluye:
- Medicamentos: Se utilizan fármacos que ayudan a reducir la inflamación y modular la respuesta inmunológica, así como antibióticos cuando se detectan infecciones o abscesos.
- Modificación de la dieta: Se recomienda una dieta equilibrada, adaptada a las necesidades de cada paciente, que puede incluir la eliminación de alimentos que irritan el sistema digestivo y el uso de suplementos nutricionales si es necesario.
- Tratamientos de apoyo: Terapias que ayudan a controlar los brotes y mejorar la calidad de vida, como el control del dolor y la fatiga.
- Cirugía: En casos graves o cuando otros tratamientos no resultan efectivos, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para eliminar las áreas más afectadas o tratar complicaciones.
Recomendaciones
Para mejorar la calidad de vida y controlar la enfermedad:
- Seguir las indicaciones médicas: cumplir con el tratamiento y las revisiones periódicas.
- Mantener una dieta equilibrada: evitar alimentos que puedan irritar el intestino.
- Evitar el tabaco: el fumar puede empeorar la enfermedad.
- Gestionar el estrés: practicar técnicas de relajación o actividades que ayuden a reducir el estrés.
- Monitorear síntomas: llevar un registro de los síntomas y posibles desencadenantes.
En caso de duda, consulta siempre con un profesional sanitario

















