Angina de pecho
La angina de pecho es un síntoma de enfermedad cardíaca que se manifiesta como dolor o presión en el pecho, generalmente provocado por una reducción del flujo sanguíneo al corazón. Aunque no es un infarto, puede ser una señal de advertencia de problemas coronarios más graves.
Angina de pecho
- Arterias coronarias
- Flujo sanguíneo
Introducción
La angina de pecho es una manifestación clínica de la enfermedad coronaria. Se produce cuando el músculo cardíaco no recibe suficiente oxígeno debido a una reducción del flujo sanguíneo, generalmente causada por obstrucciones en las arterias coronarias. No es un infarto, pero sí una señal de alerta de que el corazón está bajo estrés, sobre todo durante el ejercicio o en momentos de ansiedad.
La angina de pecho es una señal que no debe ignorarse. Con un diagnóstico precoz y cambios en el estilo de vida, se puede convivir con esta condición, reducir riesgos y mejorar significativamente la calidad de vida. El acompañamiento de profesionales sanitarios es fundamental.
Síntomas
Pueden variar entre personas, pero los más comunes son:
- Dolor o molestia en el pecho, opresivo o en forma de peso.
- Dolor que se puede irradiar al brazo izquierdo, cuello, mandíbula, espalda o epigastrio.
- Sensación de ahogo, náuseas, sudoración o mareo.
- Suele aparecer con el esfuerzo o el estrés y se alivia con el reposo.
Hay que destacar la angina de pecho silenciosa, especialmente en personas con diabetes, que puede cursar sin dolor, pero con otros síntomas como fatiga intensa o dificultad respiratoria.
Diagnóstico
Se realiza a través de una evaluación clínica completa y pruebas específicas para valorar la circulación coronaria:
- Electrocardiograma (ECG) en reposo y durante el esfuerzo.
- Pruebas de esfuerzo o ergometría.
- Ecocardiograma de estrés.
- Coronariografía (cateterismo), cuando se sospecha obstrucción grave.
- TAC coronario, en situaciones seleccionadas.
Complicaciones posibles
Sin tratamiento adecuado, la angina puede evolucionar hacia:
- Infarto agudo de miocardio.
- Insuficiencia cardíaca.
- Arritmias.
- Limitación de la capacidad funcional y calidad de vida.
Cuidados y abordaje integral
El tratamiento no farmacológico es clave en el control y prevención de episodios:
- Mantener una alimentación saludable y equilibrada (preferentemente dieta mediterránea).
- Dejar de fumar y evitar ambientes con humo.
- Realizar actividad física adaptada a la capacidad funcional y pautada por profesionales sanitarios.
- Controlar factores de riesgo como hipertensión, colesterol y diabetes.
- Aprender a manejar el estrés emocional.
- Seguir revisiones periódicas con el equipo de salud.

















