Accidente Cerebrovascular (ictus)
El ictus ocurre cuando el flujo de sangre al cerebro se interrumpe de forma repentina, ya sea por una obstrucción (ictus isquémico) o por una hemorragia (ictus hemorrágico). Esta falta de riego puede dañar las funciones cerebrales y requiere atención médica urgente.
Accidente Cerebrovascular (ictus)
- Ictus
- ACV
- Cerebro
Introducción
El accidente cerebrovascular (ACV), también conocido como ictus, embolia o derrame cerebral, ocurre cuando el flujo de sangre hacia una parte del cerebro se interrumpe, lo que impide que el tejido cerebral reciba oxígeno y nutrientes. En pocos minutos, las células cerebrales comienzan a morir.
Es una urgencia médica que puede dejar secuelas importantes o causar la muerte si no se actúa con rapidez. En España, el ictus es la primera causa de discapacidad adquirida en adultos y una de las principales causas de muerte en mujeres.
Tipos de ictus
- Ictus isquémico (el más frecuente): producido por un coágulo que bloquea una arteria cerebral.
- Ictus hemorrágico: ocurre cuando un vaso sanguíneo se rompe y sangra dentro del cerebro.
- Accidente isquémico transitorio (AIT): episodio breve con síntomas similares, pero sin daño cerebral permanente. Es una señal de aviso importante.
Síntomas
Los síntomas aparecen de forma súbita. Los más frecuentes son:
- Pérdida de fuerza o sensibilidad en la cara, brazo o pierna (especialmente en un lado del cuerpo).
- Dificultad para hablar o entender el lenguaje.
- Alteración de la visión en uno o ambos ojos.
- Pérdida del equilibrio o coordinación, mareo o inestabilidad.
- Dolor de cabeza muy intenso y repentino, sin causa aparente.
Recuerda la regla FAST (en inglés):
- Face (cara caída),
- Arms (debilidad en un brazo),
- Speech (dificultad al hablar),
- Time (tiempo: llamar de inmediato al 112).
Diagnóstico
El diagnóstico debe realizarse en el hospital mediante:
- Exploración clínica neurológica inmediata.
- Pruebas de imagen (TAC o resonancia magnética cerebral) para diferenciar si es isquémico o hemorrágico.
- Analítica y estudios de causa (corazón, vasos sanguíneos, etc.).
El tiempo es clave: cuanto antes se actúe, mayores son las posibilidades de recuperación.
Complicaciones posibles
Dependen de la zona cerebral afectada y del tiempo sin riego sanguíneo. Algunas pueden ser:
- Discapacidad física (dificultad para moverse, hablar o tragar).
- Problemas cognitivos o de memoria.
- Cambios emocionales, depresión o ansiedad.
- Epilepsia o crisis convulsivas.
- Dependencia para actividades básicas de la vida diaria.
Muchas personas pueden mejorar con rehabilitación, pero otras tienen secuelas permanentes.
Prevención y salud cerebrovascular
Aunque no todos los ictus se pueden evitar, hasta el 90 % están relacionados con factores de riesgo modificables. Es clave actuar sobre:
- Control de la presión arterial: principal factor de riesgo.
- Evitar el tabaco y el alcohol en exceso.
- Mantener una dieta saludable, baja en sal y grasas saturadas.
- Actividad física regular (al menos 150 minutos por semana).
- Controlar colesterol y diabetes, si existen.
- Detectar y tratar arritmias cardíacas como la fibrilación auricular.
- Revisiones periódicas en atención primaria, especialmente a partir de los 50 años.
Consejo para la ciudadanía
Reconocer los síntomas y actuar con rapidez puede salvar vidas. No esperes a ver si mejora: ante la mínima sospecha de ictus, llama al 112. Tu decisión puede marcar la diferencia entre una recuperación plena o una discapacidad grave.
El ictus no solo afecta a personas mayores. Puede ocurrir a cualquier edad, aunque es más común a partir de los 60 años. Cuidar tu salud cardiovascular es también proteger tu cerebro. Y ante un ictus, cada minuto cuenta.

















