Con la ayuda de los profesionales que le atienden, la persona con asma podrá identificar las sustancias, objetos y situaciones que se encuentran en su entorno habitual, la casa, los lugares de ocio o en el trabajo, y que pueden desencadenar los síntomas o las crisis asmáticas.

Algunas de estas sustancias, objetos o situaciones empeoran los síntomas de las personas con asma, como los productos químicos de limpieza o cosméticos, la contaminación ambiental o el tabaco. Otras sustancias, objetos o productos son la causa del asma por ejemplo, los ácaros del polvo de casa, los animales domésticos, las plantas, los pólenes o los hongos. En muy pocas ocasiones el asma está producida por alimentos, sucede casi exclusivamente en niños pequeños y en el conjunto de una reacción general.

La mejor terapia es evitar el contacto con estas sustancias o, cuando esto no es posible, disminuir al máximo la exposición a las mismas.

Es recomendable que las personas que conviven con una persona asmática conozcan también lo que le produce la aparición de los síntomas con el fin de que contribuyan a evitarlos.

Todas las personas con asma deben de tener la información por escrito acerca de cómo evitar los alérgenos a los que pueda estar sensibilizado. Incluso aunque no tenga ninguna sensibilización alérgica relacionada con su asma, también debería de tener información sobre cómo evitar otros desencadenantes inespecíficos como el humo de tabaco.

Como norma general, hay que evitar los ambientes con irritantes como el humo del tabaco o de otro tipo de combustión, polvo de cualquier procedencia, olores fuertes, el aire frío y seco, los sprays, los gases y vapores así como los cambios bruscos de temperatura.