La prevención de la enfermedad renal es la prevención de las causas conocidas y la evolución de aquellas patologías relacionadas con esta enfermedad. De esta manera, en caso de padecer diabetes, será necesario tener un buen control de la glucemia, en caso de padecer hipertensión arterial habrá que conseguir que las cifras tensionales se mantengan dentro de los parámetros de normalidad, asimismo el tratamiento adecuado de las glomerulonefritis y de las pielonefritis puede evitar su progresión hacia una ERC y, como recomendación general, es preciso evitar el abuso de fármacos nefrotóxicos, entre los que se encuentran los antinflamatorios no esteroideos pero puede haber otros que su médico le informará.

El tabaco puede afectar negativamente a los problemas renales y como además incide sobre la hipertensión arterial, que produce el desarrollo de ERC, una recomendación preventiva es abandonar su consumo. Igualmente el consumo excesivo de alcohol también favorece el aumento de la tensión arterial, motivo por el que se recomienda un uso moderado.


La dieta es también un factor a tener muy en cuenta en la prevención de la ERC. Una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras y ensaladas, exenta de grasas saturadas - los alimentos deben desgrasarse en frío, eliminado la capa de grasa sobrenadante-, con muy poco aporte diario de sal -una recomendación útil es eliminar el salero de la mesa y eliminar o reducir drásticamente la cantidad de sal que se añade al cocinar los alimentos: la sal aumenta la tensión arterial porque retiene los líquidos circulantes y, como consecuencia, fuerza el trabajo cardiaco y la función de los riñones.


Por el contrario, las grasas no saturadas como el pescado azul, el aceite de oliva, las nueces y los aguacates, se ha descubierto que contribuyen a reducir los niveles de colesterol circulante y por eso se recomienda su consumo.

En algún momento puede ser conveniente reducir el consumo de proteínas.


Realizar actividad física es otra de las indicaciones preventivas: como mínimo 30 minutos de actividad física intensa durante cinco días a la semana. No se trata simplemente de dar un paseo, sino que esta actividad debe servir para hacer trabajar al corazón, lo que significa que, si se camina, la marcha sea a una velocidad suficiente como para que se note en la respiración.