Tras la cirugía de pulmón es muy importante conservar la movilidad, de tal forma que, incluso si usted tiene que permanecer encamado o en reposo, procure hacer ejercicios con las piernas para favorecer el retorno venoso. Cuando se restablezca y pueda volver a casa, tendrá que, poco a poco, ir ejercitando y recobrando su fuerza y condición física. Caminar y nadar son buenas formas de ejercicio adecuadas para la mayoría de las personas después del tratamiento del cáncer de pulmón. Hable con los médicos sobre los tipos de ejercicio mas adecuados para usted.


La rehabilitación respiratoria tiene como objetivo facilitar la eliminación de las secreciones, disminuir la resistencia de la vía aérea, reducir el trabajo respiratorio, mejorar el intercambio gaseoso, aumentar la tolerancia al ejercicio y mejorar la calidad de vida.


Los ejercicios respiratorios contribuyen a reducir el esfuerzo que supone respirar durante la convalecencia, mejorando el aporte de oxígeno y potenciando la función respiratoria.


Existen técnicas pasivas, que son practicadas por un fisioterapeuta o un familiar adiestrado, y técnicas activas, realizadas por el enfermo sin la ayuda de otra persona, haciendo uso, o no, de instrumentos mecánicos. Entre otras, cabe distinguir:


Drenaje postural. Consiste en adoptar diversas posturas para facilitar la salida de las secreciones gracias a la acción de la gravedad.


Ejercicios de expansión torácica. Se trata de realizar inspiraciones forzadas mantenidas con una apnea breve al final, seguidas de una espiración lenta pasiva.


Control de la respiración, respiración diafragmática. Son períodos de respiración lenta con relajación de los músculos accesorios y ventilación con el diafragma, intercalados entre técnicas más activas con el fin de permitir la recuperación y evitar el agotamiento.


Percusión torácica. Golpeteo repetido con la mano hueca sobre las distintas zonas del tórax para conseguir movilizar las secreciones. Se suele combinar con el drenaje postural para favorecer su eliminación posterior.


Vibración torácica. Se aplican las manos, o las puntas de los dedos, sobre la pared torácica y sin despegarlas se genera una vibración durante la espiración. Se combina con la compresión y el drenaje postural.


Tos provocada y dirigida. Cuando se despega la mucosidad de la pared bronquial se desencadena la tos y la expectoración. Los ejercicios que favorecen una tos efectiva se centran en mantener una respiración abdominal, tras la cual se contiene la respiración durante 5 sg y se espira lentamente. Tras una inspiración profunda se tose dos veces con fuerza.


Técnica de espiración forzada: consiste en repetir 3-4 respiraciones diafragmáticas, seguidas de 3-4 movimientos de expansión torácica (inspiración lenta y profunda con espiración pasiva), repitiendo de nuevo los ejercicios de respiración controlada y finalizando con 1-2 espiraciones forzadas. Los ejercicios de espirometría incentivada ayudan al paciente a realizar el máximo esfuerzo comprobando visualmente cuando se alcanza la in/espiración máxima. Con este ejercicio se favorece la respiración profunda abriendo las vías aéreas y el llenando de los pulmones.


Las técnicas de fisioterapia respiratoria suelen llevarse a cabo dos veces al día, preferentemente antes del desayuno y la cena, y sobre todo en aquellas situaciones en las que existe un incremento de la secreción bronquial.