La hepatitis A es una infección producida por un virus de la familia Picornaviridae, que cursa habitualmente con una inflamación aguda del hígado. El principal reservorio del virus son las personas infectadas, que lo excretarán en sus heces desde 10-15 días antes de que se manifieste la enfermedad hasta un mes después del inicio de los síntomas.

Se contagia por vía oral-fecal (ingesta de partículas fecales contaminadas) y se propaga por prácticas poco higiénicas y por la ingestión de agua y alimentos contaminados.

La enfermedad, de aparición brusca, cursa con dolor en el hipocondrio derecho, náuseas, anorexia, fatiga, ictericia (piel y ojos amarillos) y orina oscura.

Entre las medidas que deben observarse para su prevención se encuentran el lavado de manos con agua y jabón, el cocinado del marisco, el lavado adecuado de las frutas y verduras que se vayan a consumir crudas y el uso de agua potable (incluida la utilizada para la elaboración de cubitos de hielo). Es importante adoptar las medidas necesarias para evitar contaminaciones cruzadas.


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