Los cuidados paliativos incluyen el alivio del dolor y de los síntomas como disnea, agitación y confusión, anorexia, estreñimiento, prurito, náusea y vómitos, insomnio, entre otros. En el alivio de estos síntomas es fundamental el uso de fármacos junto a otras medidas psicológicas y conductuales adaptadas a las necesidades individuales de cada paciente.


La selección de fármacos, la dosis y la vía de administración deben ser individualizadas en cada caso. Antes de tratar cualquier síntoma se deberá evaluar la fase evolutiva del paciente y su situación clínica, determinar si el síntoma se debe a la enfermedad o es un efecto secundario del tratamiento. Valorar el beneficio/daño y si es favorable iniciar el tratamiento lo antes posible realizando un adecuado seguimiento de la respuesta al mismo. Se debe evitar la polimedicación y mantener tratamientos innecesarios hasta el último momento.


Los profesionales deben conocer que medicamentos son los más adecuados, eficientes y seguros para cada síntoma. En este sentido, la Guía Terapéutica de Medicina Familiar constituye una herramienta de ayuda para la toma de decisiones terapéuticas en el ámbito de la Atención Primaria.