La conducta suicida es un problema de alta prioridad en la salud pública a nivel mundial. Así lo especifica la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su último informe: "Prevención del suicidio: un imperativo legal" (Suicide worldwide in 2019) donde también refuerza la necesidad de desarrollar estrategias de prevención en cada país. Por ello, los estados miembros de la OMS adquirieron el compromiso en el plan de acción sobre Salud Mental (2013-2030) de disminuir las tasas de mortalidad por suicidio en un 10% (Plan de acción de Salud Mental https://www.who.int/mental_health/publications/action_plan/es/Este enlace se abrirá en una ventana nueva).

Según el último informe de la OMS (2019), cada año se suicidan en torno a 700.0001 personas en el mundo, siendo la tasa de mortalidad mundial anual estimada de 9 por 100.000 habitantes (año 2019).

En España, en el año 2020 se registraron un total de 3.941 suicidios (2.930 en hombres) un 7,4% más que en 2019. El suicidio se mantiene como la primera causa de muerte externa en España desde hace 12 años. En Castilla y León hubo en el año 2020 un total de 228 suicidios (177 de ellos en hombres), siendo la tasa en la Comunidad (aprox.) de 9 por 100.000 habitantes.

El estudio de las conductas suicidas en todas sus formas ha presentado dificultades debido al componente de estigmatización al que siempre se ha asociado en las diferentes culturas a nivel mundial. Por ello, es necesario comenzar por reconocer el problema y estimar su magnitud, para poder abordarlo desde los primeros signos de alarma.

Los Objetivos Generales de este estudio son: primero estimar la incidencia de los suicidios e intentos de suicidio expresando los resultados desagregados por sexo y rangos de edad. Y segundo describir los factores de riesgo en la población que ha cometido un suicidio, intento de suicidio o que manifiesta/refiere ideas suicidas en la consulta de atención primaria, con especial atención a las diferencias por género.