¿Qué es la actividad física?

La actividad física es cualquier movimiento corporal voluntario que produce un gasto de energía añadido al que nuestro organismo necesita para mantener las funciones vitales (respiración, circulación de la sangre, etc.). Caminar, patinar, nadar o subir escaleras son algunos ejemplos de actividad física, que requieren más energía que el reposo.

El ejercicio físico es un tipo concreto de actividad física que corresponde a un movimiento corporal planificado, estructurado y repetido, que es realizado con un objetivo de mejora o mantenimiento de uno o más componentes de la aptitud o condición física.

Hablamos de deporte cuando esta actividad física, además, es realizada con arreglo a unas reglas, practicada por placer o con ánimo competitivo, por equipos o personas, en ocasiones con sujeción a un marco institucional (por ejemplo, un organismo deportivo).


Todo son ventajas para la salud

Realizar una actividad física moderada y con regularidad, es una forma fácil de mantenerse sano a cualquier edad. Es recomendable hacer actividades que disfrutemos y convertirlas en parte de nuestra rutina diaria, adaptándolas a nuestras posibilidades y de forma gradual, consultando con el médico en caso necesario.

Beneficios fisiológicos:

• La actividad física reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, tensión arterial alta, cáncer de colon o diabetes.

• Ayuda a controlar el sobrepeso, la obesidad y el porcentaje de grasa corporal.

• Fortalece los músculos y ayuda a prevenir la osteoporosis.

Beneficios psicológicos:

• La actividad física proporciona bienestar psicológico, aumenta la autoestima, mejora el estado de ánimo y disminuye el riesgo de padecer estrés, ansiedad y depresión.

Beneficios sociales:

• Fomenta la integración social.


¿Cuánta actividad física es necesaria?

Aunque las recomendaciones deben adaptarse a las características individuales, podemos considerar que, en una persona adulta, la actividad física beneficiosa para la salud es aquella de intensidad moderada que se realiza diariamente, o casi todos los días, con una duración mínima de 30 minutos. La duración aconsejada depende de la intensidad. Pueden realizarse 60 minutos de intensidad suave. Los 30/60 minutos aconsejados pueden distribuirse en periodos de 10 a 15 minutos a lo largo del día, de modo gradual.

Para facilitar su realización, el mínimo diario puede integrarse en actividades cotidianas tales como caminar rápido a nuestro trabajo, subir escaleras, etc.

Las actividades y ejercicios más intensos pueden ser igualmente beneficiosos, aunque no en todos los casos, por eso es importante consultar previamente con su profesional sanitario de referencia antes de iniciar actividades de mayor intensidad.