Reducir la prevalencia de los factores de riesgo y promover estilos de vida saludables en la población son recomendaciones efectivas y eficientes para la prevención de las enfermedades cardiovasculares tanto de forma primaria (antes de que surja la enfermedad) como secundaria (evitar nuevos eventos cardiovasculares en personas que ya han sufrido episodios previos) reduciendo también la discapacidad y la mortalidad.