Cada niño tiene su propio ritmo de sueño y actividad, que está influido por el cansancio, hambre y otras necesidades.

El recién nacido puede dormir casi de forma continua 18 ó 20 horas y despertar sólo para tomar alimento. En las primeras semanas necesita comer también por la noche.

Pasado el primer mes puede dormir 4-6 horas seguidas por la noche. Entre toma y toma duerme la mayor parte del tiempo.

A medida que el niño va creciendo sus periodos de actividad van siendo mayores indicando un mayor grado de madurez, alcanzando una regularidad en el sueño hacia el segundo o tercer mes. A los seis meses pueden dormir toda la noche.

Es recomendable que el niño duerma en la habitación de los padres mientras se mantenga la lactancia materna exclusiva.