Cereales integrales

No debe introducirse el gluten (presente en cereales como el trigo, avena, cebada, centeno; pan, pastas o galletas que los contengan) hasta que el niño haya cumplido el 6º mes.

Muchas veces constituyen el alimento preferido para iniciar la alimentación complementaria, ya que ofrecen gran cantidad de energía y son de fácil asimilación. Aportan sobre todo hidratos de carbono y, también vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales. Es recomendable el consumo de cereales integrales porque tienen más nutrientes y fibra.

Se puede preparar crema de cereales integrales, y también cocerlos y añadirlos a la crema de verduras


Frutas

Suelen introducirse en forma de papilla después de los cereales. Aportan agua, hidratos de carbono, fibra, vitaminas y minerales.

Es aconsejable comenzar con manzana, o pera, o plátano, o naranja (frescas, maduras y peladas). Deben evitarse frutas que pueden producir alergias: fresa, fresón, mora, frambuesa, melocotón y kiwi. La mayoría de las frutas son laxantes, excepto el plátano y la manzana, pudiendo aumentar o disminuir las proporciones según el número de deposiciones del niño.

No existe ninguna razón nutricional para administrar zumo de naranja a partir del 2º-3º mes (el bebé no lo necesita y además podría producir reacciones indeseables).

Se recomienda dar el pecho antes de la toma de frutas. Puede ofrecerse, yogur adaptado, o yogur natural si ya lo hemos introducido, después de las frutas.

Verduras

Suelen introducirse tras los cereales y las frutas, en la toma que será la comida. Aportan agua, fibra, vitaminas y minerales. La patata aporta hidratos de carbono.

El puré de verduras se prepara con hortalizas frescas y variadas: patata, calabaza, calabacín, tomate, zanahoria (peladas), acelga, puerro y judía verde. Se pueden añadir proteínas: inicialmente pollo (sin piel), después ternera u otras carnes y después pescado. Se añade un chorrito de aceite de oliva.

Deben evitarse las verduras flatulentas (col, coliflor, nabo), las muy aromáticas (ajo, espárragos) y retrasar la introducción de las verduras ricas en nitratos (espinacas, remolacha, nabos y coles) hasta el 7º-8º mes. No debemos conservar el puré de verduras más de 48 horas en la nevera. No debe añadirse sal al puré. Coceremos las verduras con poca agua que utilizaremos para hacer el puré (contiene vitaminas y minerales).

Los niños alimentados al pecho están acostumbrados a trabajar los músculos masticatorios, lo que facilita la introducción de la alimentación sólida y los alimentos troceados. Además, a través de la leche materna van conociendo el sabor de todos los alimentos que toma la madre, por lo que aceptará con facilidad el sabor de los alimentos nuevos.

Cuando el niño no ha sido alimentado al pecho, a medida que crece iremos cambiando la consistencia y textura del puré de verduras y de la papilla de frutas: desde finamente triturados a menos triturados, rallados, aplastados con tenedor, en forma de macedonia o menestra y finalmente crudas y enteras en ensalada, siempre de forma progresiva y teniendo cuidado de que no se atragante. En un niño que no ha sido amamantado el periodo crítico de aprendizaje de la masticación está entre el 6º mes y el final del primer año de vida.

Carne

Suele administrarse como complemento proteico al puré de verduras cuando haya cumplido el 6º mes. Aporta proteínas de alto valor biológico, minerales (sobre todo hierro) y vitaminas del complejo B.

Se recomienda comenzar con pollo, por producir menos alergias y ser más fácil de triturar; posteriormente se introducen ternera y cordero. Es suficiente con 25-30 gramos. El jugo de carne no tiene ningún valor nutritivo, sólo aporta sabor.

Las vísceras (hígado, sesos) no tienen ventajas nutricionales y su consumo se desaconseja por aportar un exceso de colesterol y por poder contener sustancias tóxicas, parásitos y hormonas procedentes de la alimentación fraudulenta del ganado.

Pescado

Debe introducirse pasado el 9º mes, porque puede producir alergias. Debe empezarse por el pescado blanco por ser menos graso y menos alergénico.

Aporta proteínas de alto valor biológico, minerales como el fósforo, yodo, vitaminas y es rico en ácidos grasos omega 3, por lo que una vez introducido, debe alternarse con la carne El pescado no debe darse nunca crudo o poco cocinado por el riesgo de contaminación.

Huevos

Primero se introduce la yema cocida, después del 10º mes, y posteriormente la clara, con más de 12 meses, por ser la más alergénica. Aportan proteínas de alto valor biológico, ácidos grasos esenciales, vitaminas y hierro.

No deben darse nunca crudos o poco cocinados (son más alergénicos, no se digieren y pueden estar contaminados).

Legumbres

Pueden administrarse a partir de los 11 ó 12 meses, añadidas progresivamente a las verduras y a los cereales integrales. Deben espumarse cuidadosamente antes de tapar la olla. Aportan proteínas, fibra, hierro y vitaminas.

Yogur y lácteos

El yogur aporta calcio, regenera la flora intestinal y regula el tránsito digestivo. Es un excelente aporte lácteo que puede introducirse en la alimentación del niño a partir del 8º mes. Los yogures adaptados pueden usarse desde el 6º mes, especialmente como complemento lácteo a la papilla de frutas. Son aconsejables los naturales.

La leche entera de vaca no debe introducirse antes de los 12 meses. Su introducción precoz puede producir alergias, anemia y aumento del colesterol.