En palabras de José María Eiros Bouza, jefe del Servicio de Microbiología del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid, "existe una importante limitación que puede detener o ralentizar el futuro prometedor gracias a la vacunación: la reticencia social a la misma. Y es que, igual que las vacunas han salvado millones de vidas, la desconfianza en ellas y las teorías conspirativas han creado el efecto contrario".

Por tanto, hay que generar un impacto positivo basado en la evidencia científica y en una información veraz. Es importante "educar y apoyar la interiorización de que la vacunación es un hábito saludable más", añade el catedrático de Microbiología.

Además, los profesionales sanitarios, la primera línea en caso de brotes, han de ser ejemplo.

Un estudio elaborado por la Comisión Europea sobre el estado de la confianza en las vacunas en la UE señala que un 96,6% de profesionales sanitarios en España cree que las vacunas son importantes, seguras y eficaces. En cambio, estos profesionales no alcanzan el 75% de vacunación frente a los virus de la gripe.

Eiros Bouza concluye: "Los profesionales debemos adoptar la estrategia de las tres Es: estudio, educación y ejemplo".

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