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El Servicio de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital Clínico Universitario de Valladolid ha concluido la formación de los fisioterapeutas encargados de poner en marcha en los próximos días el exoesqueleto pediátrico ATLAS2030, el primero del mundo dirigido a mejorar la calidad de vida de los niños con patología neuromuscular.

Este proyecto, coordinado por la doctora María Martín Hernández, responsable de la Unidad de Rehabilitación Infantil del HCUV, tiene como objetivo revolucionar este tipo de tratamientos, y se estima que en Castilla y León podrían beneficiarse un número aproximado de 345 pacientes en edad pediátrica, fundamentalmente niños con parálisis cerebral, atrofia muscular espinal o daño cerebral adquirido.

Durante estos últimos días se ha llevado a cabo el proceso de certificación oficial para el uso del exoesqueleto por parte de los fisioterapeutas, con la previsión de iniciar los tratamientos de manera inminente. En el proceso participan también profesionales como terapeutas ocupacionales y logopedas.

Este exoesqueleto aportará grandes beneficios fisiológicos, funcionales, psicológicos y emocionales, mejorando la capacidad de estos niños para vivir una vida plena y aumentando el bienestar de familiares y cuidadores. La patología neurológica compleja en población pediátrica incluye trastornos como la parálisis cerebral, que es la causa más común de discapacidad motora crónica en la infancia y que supone que entre 2 y 2,5 de cada 1.000 nacidos en España tiene esta enfermedad.

El exoesqueleto es un producto único, que solo desarrolla la empresa Marsi-Bionics, creada como 'spin-off' del Centro de Automática y Robótica, vinculado al CSIC a partir de una investigación liderada por la ingeniera vallisoletana Elena García Armada, que está reconocida entre los 10 mejores científicos de España y que, entre otros muchos galardones, fue reconocida con el Premio Nacional de Discapacidad Reina Letizia en su categoría de Investigación e Innovación precisamente por este exoesqueleto pediátrico.

Este exoesqueleto, que permite realizar la marcha en pacientes que no tienen esta capacidad, dispone de ocho motores sensorizados que aportan movilidad a los niños de entre un metro y 1,30 de estatura, que han perdido la capacidad de caminar debido a la debilidad o espasticidad muscular provocadas por lesiones cerebrales o medulares, u otras enfermedades neurológicas.

El modelo adquirido por Sacyl es un exoesqueleto de marcha que sustenta al niño desde el tronco hasta los pies. Entre sus ventajas se encuentra que no requiere control torácico y se le puede añadir un sistema de sujeción de cabeza, y que está compuesto por ocho articulaciones activas que aportan movilidad total en todas las direcciones. Además, las dimensiones del dispositivo son fácilmente ajustables al crecimiento del niño, y se coloca fácilmente en unos minutos.

Va acompañado de un marco auxiliar que se puede acoplar al exoesqueleto para garantizar la seguridad del paciente y aportar al niño la sensación de caminar por sí mismo, así como facilitar al fisioterapeuta la posibilidad de interactuar con el paciente cara a cara, sin necesidad de mantenerse detrás sujetándolo. El exoesqueleto interpreta la intención de movimiento del paciente de forma no invasiva y responde a esta intención en cada paso.

La evidencia científica, según resaltan los profesionales encargados de este proyecto, señala que los tratamientos relacionados con la bipedestación, marcha (cuando sea posible), fortalecimiento muscular y estiramientos o trabajo de movilidad se repiten en las recomendaciones de los programas de rehabilitación de pacientes con estas patologías complejas.

Beneficios

La robótica tiene la ventaja de realizar terapia orientada a tareas (caminar en este caso), que es repetitiva e intensiva, todas relacionadas con el estímulo de la neuroplasticidad. Caminar ha demostrado tener beneficios fisiológicos y funcionales, incluyendo la prevención de las contracturas musculares, el mantenimiento de la densidad ósea, la mejora del sistema cardiovascular y el sistema pulmonar.

Adicionalmente, la terapia de marcha produce un efecto añadido en los menores con parálisis cerebral que la fisioterapia convencional, y aporta una movilidad efectiva que beneficia las habilidades de los menores para interactuar y explorar el entorno. De hecho, los expertos entienden que una de las principales diferencias entre el ATLAS 2030 y otras tipologías de dispositivos robóticos es la movilidad por el entorno, de manera que esta movilidad efectiva y funcional beneficia las habilidades de los menores para interactuar y mejorar la participación en la sociedad, aumentando su motivación y adhesión al tratamiento.