Las rabietas son reacciones bruscas que manifesta el niño tras una contrariedad en sus relaciones con los demás. Frecuentemente ocurren cuando se le ha dicho "NO" o cuando está cansado. Inicialmente las rabietas pueden ser una reacción más o menos intensa provocada por ciertos desencadenantes que posiblemente permanecen por existir unos reforzadores que las mantienen.

Para modificar estos comportamientos se recomienda:

  • Prestar atención a conductas positivas y contrarias a las no deseadas. Se debe reforzar a los niños cuando muestren conductas positivas sin añadir reproches o comentarios sobre la conducta inadecuada.
  • Sacar al niño de la situación en la que muestra su conducta inadecuada y trasladarle a un lugar donde no exista posibilidad de obtener refuerzo. A veces, es difícil ignorar la conducta del niño, porque prestar o no atención no depende de nosotros (atención a otros niños) o porque existe la necesidad de su interrupción inmediata (agresión a otro niño).
  • Retirar otras recompensas. En ocasiones será conveniente suprimir ciertas cosas que al niño le resulten agradables, como ver la televisión, si manifiesta conductas inadecuadas.
  • Cambiar las consecuencias: retirar la atención, ignorar las consecuencias que han existido (sermonear, gritar, poner cara de disgusto), que son formas de prestar atención y por tanto de reforzar conductas que no se desean.