Para empezar, solo se permite un intento al año, pero además se exige al interesado «compromiso» y que participe en los programas de deshabituación tabáquica que se llevan a cabo desde los centros de salud.

Un servicio pilotado desde Atención Primaria que también ha visto crecer de forma importante su demanda en los últimos tiempos.

Al cierre del pasado ejercicio, Sacyl tenía expediente abierto para intentar dejarlo a casi 270.000 pacientes.

Además, debe tener un «deseo expreso» de dejar de fumar con carácter inmediato. Es decir, que esté en una fase «de preparación o de acción», tal y como explica la neumóloga del Hospital Río Hortega de Valladolid Tania Álvaro, que indica que tiene que haber habido por parte del paciente al menos «un intento previo» dentro del último año.

A esto se añade que existe un ‘mínimo’ numérico: diez o más cigarillos al día. El interesado debe mostrar, también, «alta dependencia» a la nicotina, algo que se mide por parte de los sanitarios mediante un test.

Con todo ello, el profesional puede dar luz verde a la receta del fármaco.

Todos los tratamientos se suministran en pastilla y la gran diferencia entre los tres tipos es la duración. Así, van desde los 25 días a los tres meses.

En el caso del primero, que se administra de forma gradual, «se ha visto más tasa de éxito», al ser el tiempo menor, y es, además, un «fármaco bastante bien tolerado», apunta, ya que otros tenían algunos «efectos secundarios» como las náuseas o los vómitos. El medicamento elegido dependerá de la situación de cada persona, la «interacción» con otros tratamientos que pueda estar tomando y también «las preferencias» del interesado.

2025-04-28 Dejar de Fumar ABC (358.2 KB ) (2 páginas)