Un infarto agudo de miocardio (IAM) es una emergencia sanitaria que se produce porque una parte del músculo cardiaco se queda, repentinamente, sin riego debido a la obstrucción de una arteria coronaria. Esta falta de riego produce una lesión del músculo cardiaco, que si no se trata rápidamente producirá la muerte del tejido muscular afectado.


La mayor parte de los infartos agudos de miocardio se producen en personas que sufren enfermedades de las arterias coronarias, ocasionadas por la arterioesclerosis (acumulación de grasa en los vasos sanguíneos). La arterioesclerosis ocasiona un endurecimiento de las arterias y estrecha su calibre interior debido a que se depositan placas de colesterol. Durante un infarto, se produce el desprendimiento o la rotura de alguna placa, ocasionando un coágulo de sangre en el sitio en que se rompió la placa. Cuando ese coágulo bloquea el suministro de sangre de las arterias coronarias del corazón al músculo cardiaco, se produce el infarto.


El infarto agudo de miocardio es una patología frecuente y es una de las causas de mayor mortalidad entre la población española, aunque en los últimos años se ha producido un descenso en esta mortalidad, que se relaciona con la mejora de la atención de las emergencias y de la atención sanitaria y con la reducción del número de fumadores. Sin embargo, dado que la diabetes, la obesidad y el sobrepeso están incrementándose, es posible que estas cifras vuelvan a aumentar.


La mayoría de los infartos se producen en personas mayores de 45 años. Los hombres tienen más del doble de probabilidad de sufrir un infarto que las mujeres.


El infarto agudo de miocardio se puede prevenir mediante intervenciones sobre los principales factores de riesgo: tabaco, dietas ricas en grasas, diabetes, sedentarismo y obesidad.


El tratamiento del infarto agudo de miocardio va dirigido a recuperar el riego de las arterias coronarias lesionadas. En este sentido se ha avanzado mucho, en la actualidad, se utilizan medicamentos que disuelven los coágulos de sangre de las arterias y también se utilizan el cateterismo y la cirugía para intervenir sobre las arterias coronarias, ensanchando su calibre interior mediante una técnica llamada angioplastia, en la que se suele dejar un stent, o mediante cirugía colocando uno o varios by pass, con el fin de conseguir irrigar la zona de músculo cardiaco afectada.


El corazón necesita para funcionar un suministro constante de sangre rica en oxígeno, exactamente igual que los demás tejidos y órganos del cuerpo. Si el suministro de sangre al corazón se interrumpe bruscamente, como ocurre cuando se produce un infarto agudo de miocardio, el músculo cardiaco puede dañarse y sufrir lesiones irreversibles.


Si se daña una gran parte del corazón, se puede producir una parada cardiaca y la muerte.


La enfermedad coronaria (EC) es la principal causa de infarto. Se trata de una enfermedad que afecta a las arterias coronarias (los vasos sanguíneos principales que suministran sangre al corazón) que se obstruyen con depósitos o placas de colesterol.