Ante la aparición de síntomas clásicos de diabetes, el médico solicita una o más analíticas confirmatorias. No obstante, la mayoría de las personas con diabetes tipo 2 no presentan sintomatología alguna, y puede detectarse en controles rutinarios o por otro motivo. Los médicos de familia, cada vez más, detectan la diabetes de forma activa, solicitando analíticas a las personas con factores de riesgo de presentar diabetes.


El nivel normal de azúcar en la sangre es de en torno a 90 mg/dl, y tras una comida, este aumenta a casi 126 mg/dl.


El diagnóstico consiste en la confirmación de un valor de glucosa en sangre claramente elevado (habitualmente superior a 200 mg/dl) en el contexto de los síntomas antes mencionados.


El diagnóstico se realiza inicialmente mediante la determinación glucosa en ayunas. Actualmente se considera patológico un valor repetido de glucosa mayor de 126 mg/dl.


Para realizar esta prueba basta con una gota de sangre obtenida mediante un pequeño pinchazo en el dedo, puede realizarse con un medidor de glucosa, "glucómetro", o bien en la consulta del médico o en una farmacia. En muchos casos, el diagnóstico también puede realizarse midiendo la glucosa y los cuerpos cetónicos ("acetona") en la orina, con una tira reactiva. En general, no existe azúcar en la orina si el nivel de azúcar en la sangre es inferior a 180 mg/dl.


En casos dudosos se recurrirá a la realización de una curva de glucosa (determinación de glucosa en sangre de forma seriada) tras la toma de un preparado con 75 g de glucosa.