Durante y después del tratamiento es posible acelerar la recuperación y mejorar la calidad de vida si usted está dispuesto a colaborar de forma activa. Es muy importante que abandone el tabaco. Dejar de fumar mejora el pronóstico, reduce los efectos secundarios de los tratamientos y ayuda a recobrar el apetito y la salud en general.


También es importante limitar el consumo de alcohol. Una buena alimentación es fundamental durante el tratamiento, esto significa optar por una dieta equilibrada que contenga todos los nutrientes que el cuerpo necesita (frutas y verduras, aves, pescados, carnes, cereales y legumbres, productos lácteos...).


También es muy recomendable beber agua a lo largo de todo el día. Conviene descansar tanto como sea preciso: cortos períodos de descanso son más eficaces que uno solo pero prolongado. Es importante dormir bien por la noche y practicar ejercicio físico durante el día. Es bien conocida la importancia de un buen estado psicológico para afrontar la enfermedad y conseguir un buen cumplimiento del tratamiento. Se puede obtener apoyo emocional de varias fuentes: médicos y enfermeras, amigos, psico-oncólogos, foros de pacientes...