Los efectos secundarios de la radioterapia son resultado de un proceso inflamatorio agudo y/o crónico localizado en la piel y los órganos expuestos a la radiación aplicada.


Es frecuente que durante la misma se encuentre más cansado (astenia) de lo habitual. Suele ser consecuencia del propio tratamiento con radioterapia, de otros tratamientos asociados y del desplazamiento diario al hospital. Puede tener sensación nauseosa (arcadas).


La piel del área tratada puede sufrir alteraciones muy similares a una quemadura solar (radiodermitis). Produce una caída del pelo en la zona radiada. Si la mucosa orofaríngea y el esófago, se encuentran en la zona del tratamiento, aparecen pequeñas heridas inflamatorias (aftas) que provocan dificultad y molestia al tragar determinados alimentos, fundamentalmente sólidos. Asimismo puede incrementarse o aparecer tos seca y una ligera dificultad respiratoria. Con la radioterapia no se desprende radiación en ningún momento durante ni después del tratamiento. Una vez finalizada la terapia puede estar en contacto con otras personas, el paciente no emite ningún tipo de radiactividad.