El período embrionario o formación del embrión, abarca desde la anidación del huevo en el útero hasta la 8ª semana de gestación. En él tiene lugar la multiplicación celular y la formación de diferentes estructuras del nuevo ser. Al final de este periodo el embrión mide cerca de 4 cm y comienza el periodo fetal.

El periodo fetal abarca desde la 9ª semana de gestación hasta el final de la misma. En él se perfeccionan, crecen y maduran las estructuras formadas durante el periodo embrionario.

Entre las 17 y 20 semanas de embarazo la madre suele notar por primera vez los movimientos del feto. A las 28 semanas comienza a desarrollarse la grasa subcutánea, ya están presentes las uñas en los dedos de manos y pies, puede abrir los ojos, el pelo está bien desarrollado. Alrededor de la 32 semana el feto pesa entre 1300 y 1800 gramos. A las 36 semanas presenta aproximadamente una longitud de 32 cm y un peso de 2500 gramos. A las 40 semanas, término de embarazo, el niño está plenamente desarrollado, tiene una longitud de 48 a 52 cm y pesa 3000-3500 g.

La placenta es el órgano a través del cual el feto absorbe oxígeno, nutrientes y otras sustancias y elimina los productos de desecho. Empieza a desarrollarse al 8º día del embarazo y al final del mismo mide 20 centímetros de diámetro y pesa en torno a 500 gramos. Se desprende inmediatamente después del nacimiento del niño.

El cordón umbilical una al feto con la placenta. Contiene vasos sanguíneos que llevan la sangre de la placenta al feto con las sustancias que lo nutren y devuelven a la placenta la sangre para eliminar los productos de deshecho y volver a oxigenarse en el organismo de la madre.

El niño crece y se desarrolla en la cavidad amniótica, dentro de una bolsa (bolsa de las aguas) que está llena de líquido amniótico en el que flota, eso le permite libertad de movimientos y le protege de traumatismos (caídas, golpes).

Fuente: La salud desde el principio: Guía de salud materno-infantil. Junta de Castilla y León