Las infecciones pueden ser causadas por bacterias o por virus. Los antibióticos solo combaten las producidas por bacterias y no las causadas por virus como son los resfriados, la gripe, la mayoría de las causas de tos, bronquitis o el dolor de garganta en general.

Cuando los niños tienen moco, congestión o fiebre, lo más probable es que sea un virus el que se lo está provocando. En estos casos, darle un antibiótico no le va a curar, no le ayudará a sentirse mejor, no protegerá a otras personas de contraer la infección y, sin embargo, puede causarle daño.

¿Qué riesgo tiene tomar antibióticos?

Los antibióticos pueden producir efectos secundarios. Los más habituales son la diarrea, náuseas, vómitos o erupción cutánea. El efecto más grave, sin embargo, es que las bacterias pueden hacerse resistentes y que los antibióticos dejen de ser eficaces.

¿Por qué no han recetado antibióticos hoy a mi hijo?

Si tu pediatra no le ha recetado antibióticos es porque tu hijo no los necesita en este momento. Confía en tu pediatra pues tiene la experiencia necesaria para saber cuándo tu hijo necesita un antibiótico. Puede que te aconseje esperar uno o dos días para decidir si son necesarios.

Recuerda

  • No des un antibiótico a tu hijo por tu cuenta, puedes causarle daño.
  • Tampoco le des un antibiótico que hayas utilizado en otra ocasión. Utiliza solo el que te haya prescrito el pediatra y sigue sus indicaciones sobre cómo utilizarlo y durante cuánto tiempo.
  • La mayoría de los dolores de garganta son infecciones virales.
  • La fiebre y el moco amarillo/verde no indican una infección bacteriana.
  • El 70-80% de las infecciones de oído mejoran sin antibióticos.

¡Lávate las manos! Es muy importante para evitar el contagio. Si utilizamos los antibióticos cuando no son necesarios, es posible que no funcionen cuando realmente los necesitemos