9/12/2015
Fuente: Prescrire International

En un artículoEste enlace se abrirá en una ventana nueva del último número de la revista Prescrire se aborda el tratamiento del reflujo gastro-esofágico en embarazadas, población en la que esta condición aparece con mucha frecuencia en el primer trimestre y que puede intensificarse con el avance del embarazo. En general, no suelen presentarse complicaciones y el reflujo desaparece tras el parto.

En los casos en los que el reflujo es más molesto y duradero, y en ausencia complicaciones, se recomiendan en primer lugar las medidas no farmacológicas, tales como evitar las comidas copiosas ricas en grasas, ácidos o picantes, evitar el alcohol, el café, el tabaco, los esfuerzos físicos o tumbarse después de comer, inclinarse hacia delante, el estrés o la ropa ajustada. En ocasiones perder peso puede ayudar, así como elevar la cabeza en la cama unos 10-15 cm.

Cuando estas medidas no son suficientes, el tratamiento de primera línea es una dosis moderada de un antiácido durante un periodo de tiempo corto. En los casos con síntomas problemáticos o en presencia de esofagitis, se utiliza un inhibidor de la bomba de protones como el omeprazol o un antagonista del receptor H2 como ranitidina. Los estudios sobre el uso de omeprazol en mujeres embarazadas no demuestran un riesgo específico de toxicidad fetal. La evidencia disponible sobre ranitidina es mucho menos robusta, aunque tampoco muestra ningún riesgo en particular.

Según los autores, los tratamientos con cimetidina y domperidona deberían descartarse ya que podrían producir efectos adversos graves en el feto o recién nacido.