Fuente:El Norte de Castilla
Fecha de publicación:28/04/2013

Cruz RojaCruz Roja Víctor Pérez tiene unas tiritas que ayudan a cicatrizar el aburrimiento. Alba Ruiz receta unas píldoras que combaten el mal rollo. Sandra hace vendajes de goma eva y papel charol y Juan Carlos diseña tratamientos de choque a base de manualidades y juegos de mesa. Así que sus pacientes, todos menores de 17 años, los reciben sin miedo. Con una sonrisa. Es el momento de cambiar goteros por témperas. Inyecciones por cartulinas. Las agujas por una caja de pinturas. Porque Víctor, Alba, Sandra y Juan Carlos (junto con el resto de voluntarios y monitores que componen el grupo de Atención con Infancia Hospitalizada de Cruz Roja) son capaces de poner confeti a las largas horas de hospitalización que sufren cada año cientos de niños de la provincia. Un paréntesis de juegos entre las paredes de un hospital.


Durante el año pasado, el servicio de Cruz Roja Juventud atendió a 635 menores, chavales que están hospitalizados por diferentes dolencias y que encuentran un respiro lúdico mientras están ingresados. El programa tiene actividad en días alternos entre el Río Hortega y el Clínico y los sábados por la mañana tiene lugar en los dos centros hospitalarios.


El objetivo de este programa –en el que participa un total de 52 voluntarios– es generar un ambiente positivo «que compense los desajustes afectivos» que sufren los niños en el hospital (normas y horarios diferentes a los habituales, aparatos raros, largos espacios de tiempo vacío, pruebas diagnósticas...). «La actividad lúdica sirve al menos de válvula de escape» y además, si son algo mayores, les permite «relacionarse con otros niños en su misma situación». Porque, al final, las pastillas de buen rollo son también parte importante del tratamiento.