El Servicio de Psiquiatría del HURH y José Mª Alvarez han organizado la I Jornada Internacional de la Psicoterapia de la Psicosis, que contó con ponentes de Francia, España y Reino Unido, a la que acudieron más de 200 asistentes procedentes de todas las regiones de España, destando principalmente la necesidad de ir más allá de la enfermedad y ver tras la misma, a la persona con sus necesidades y proyectos.

jose maria alvarez (1)Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contextojose maria alvarez (1) salon de actos de la reunionImagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contextosalon de actos de la reunion

Psicoterapia es un término antiguo que quiere decir tratamiento psíquico. Como señaló Freud en el texto homónimo de 1905, las palabras son los instrumentos esenciales de esa terapéutica o cura por la palabra. Y cuando se trata de pacientes psicóticos, esta propuesta clínica tiene sus peculiaridades y obliga a un trato especial. Ahí desempeña un papel fundamental el otro pilar de la terapéutica anímica, al que el propio Freud llamó transferencia.

La psicoterapia tiene los pies en el suelo y la voz en el cielo. Quiere esto decir que está al corriente de la densidad granítica del goce aunque alimenta un rayo de esperanza para con el otro. Si las palabras son las píldoras de la psicoterapia, la cuestión radica en cómo y cuándo administrarlas. Porque no es tan sencillo saber estar presente como corresponde ni decir lo que conviene y callar lo perjudicial. Ni lo es tampoco transmitir algo de confianza y dar cierta seguridad en que se puede contar con nosotros cuando se nos necesite.

Hoy día, cuando se ha demostrado repetidamente que los medicamentos ni son milagrosos ni constituyen el único tratamiento posible, la psicoterapia de la psicosis vuelve a primer plano. Esta modalidad de tratamiento anímico, basado en el buen uso de la transferencia y la palabra, se presenta a veces como el mejor complemento a las terapéuticas biológicas y a los programas comunitarios. Pero también es cierto que la psicoterapia, cuando se sabe realizar, es la primera elección en muchos casos.

Como se ha podido ver en estas I Jornadas, son los clínicos que se ocupan de tratar con estos pacientes quienes toman la palabra para hablar de su práctica. Son ellos quienes dirán qué y cómo hacen con la locura, cuáles son las redes asistenciales en las que desarrollan su trabajo y qué cometidos se reparten con otros compañeros en el tratamiento de la psicosis.

A todo ello aspiramos a contribuir con estas Jornadas y otras futuras.

José María Álvarez y Kepa Matilla