El usuario de los servicios de salud, además de ser titular de derechos, tiene, como no puede ser de otro modo, una serie de obligaciones, que pretenden conseguir el buen uso de los servicios y prestaciones sanitarias, así como el respeto de los derechos de otras personas. En una sociedad democrática avanzada como la nuestra, todos debemos corresponsabilizarnos con la salud individual y colectiva por lo que debemos acatar determinadas medidas y prescripciones sanitarias, sin olvidar que el respeto al personal y a otros usuarios favorecerá un clima de confianza mutua y se evitarán situaciones de conflicto.


Los deberes que todos tenemos, en el ámbito sanitario, se refieren a continuación de forma breve:


  • Responsabilidad sobre la propia salud de una forma activa, lo que implica que se deben asumir las decisiones pertinentes y documentarlas, si fuera preciso de acuerdo con la normativa. Por ejemplo, firmar el consentimiento informado en los supuestos exigidos por la ley.

  • Respeto a las prescripciones y medidas sanitarias, que se adopten con carácter general para toda la población con el fin de proteger la salud individual y colectiva. Por ejemplo, cuando se padece una enfermedad infectocontagiosa, debemos acatar las medidas necesarias para evitar que se contagien otras personas.

  • Utilización adecuada de los recursos y las prestaciones del Sistema de Salud, lo que implica que se debe evitar una utilización irresponsable o abusiva que dificulte el acceso a otras personas en condiciones de igualdad. Ocurre, por ejemplo, cuando se acude a los servicios de urgencias sin que se trate de una urgencia realmente, lo que puede conducir a que las urgencias reales tarden más en ser atendidas.

  • Uso correcto de las instalaciones y servicios, con el fin de garantizar su conservación y funcionamiento, teniendo en cuenta que se deben respetar las normas generales de utilización y las establecidas por los centros.

  • Respeto debido a las personas, tanto si son profesionales del centro, como si son otros pacientes o familiares. Por ejemplo, con el régimen de visitas, no se puede permanecer excesivo número de acompañantes o hablando alto, etc. si con ello molestamos al compañero de habitación, que no debemos olvidar está enfermo.

Lealtad y veracidad en la aportación de datos, es decir los pacientes o usuarios deben facilitar los datos sobre su estado físico o sobre su salud de manera leal y verdadera, así como colaborar en su obtención, sobre todo si son necesarios por razones de interés público o con motivo de la asistencia. Si aportamos datos falsos u omitimos información relevante, ello puede inducir a que el profesional que nos está tratando se equivoque en el diagnóstico o tratamiento.