Los tipos de medicamentos más utilizados tras sufrir un infarto son:


IECA (Inhibidores de la Enzima Convertidora de Angiotensina)

Estos medicamentos se utilizan para controlar la tensión arterial. Su mecanismo de acción es reducir los niveles de líquido circulante y ampliar el calibre de las arterias. Generalmente el médico valora la función renal para ajustar la dosis del medicamento. Los IECA deben tomarse, en muchas ocasiones, de manera indefinida.


Los efectos secundarios de este medicamento incluyen: mareos, cefalea, debilidad, cansancio y tos seca con picor de garganta (este último es uno de los efectos secundarios que pueden mantenerse más tiempo).



Antiagregantes plaquetarios y anticoagulantes

Los antiagregantes plaquetarios se utilizan para prevenir la formación de trombos o coágulos. Estos medicamentos actúan sobre las plaquetas que son las células sanguíneas que facilitan la coagulación. Uno de los fármacos más utilizados con esta finalidad es la aspirina a dosis muy bajas.

Por lo general se prescribe aspirina diaria en dosis bajas (100mg), porque a estas dosis tiene el efecto antiagregante buscado.


Hay otros medicamentos que producen un efecto antiagregante mayor, como el clopidogrel, que también se utiliza cuando el paciente no tolera la aspirina. Los efectos secundarios potenciales del clopidogrel son de índole digestiva como molestias gástricas inespecíficas, diarrea o dolor abdominal.


Cuando no es posible administrar aspirina ni clopidogrel es posible utilizar otros medicamentos denominados anticoagulantes orales: el acenocumarol (Sintrom) o la warfarina, cuyo efecto secundario más grave es la aparición de hemorragias en diferentes partes del organismo, por eso requieren el seguimiento frecuente del estado de la coagulación del paciente a través de análisis de sangre.


Hay que estar atento a determinados signos de alarma como el sangrado por la orina, en las deposiciones (heces negras) sangrado nasal duradero, tos con sangre sangrado intenso de las heridas, abundante sangrado menstrual o cualquier tipo de hemorragias que no se detiene. Estos signos precisan una consulta médica.



Beta-bloqueantes

Los beta bloqueantes protegen el corazón después de un infarto Su efecto es la relajación de la musculatura cardiaca y la reducción de la tensión arterial En muchas ocasiones se administran de manera indefinida.


Hay una serie de efectos secundarios que no son infrecuentes tales como el cansancio, sensación de frío de manos y pies, enlentecimiento de los latidos cardiacos, diarrea, náuseas y también trastornos del sueño pesadillas e impotencia.



Estatinas

Las estatinas se utilizan para reducir los niveles de colesterol circulante en la sangre. Con ello se pretende reducir los riesgos de un nuevo infarto, al evitar que se depositen placas de ateroma en la las arterias coronarias.


Entre los efectos secundarios de este medicamento se describen: estreñimiento o diarrea, dolores de cabeza, dolores musculares y dolor abdominal.


Si bien la dieta es fundamental para controlar los niveles de colesterol, en muchas ocasiones será necesario mantener la administración de estos medicamentos hipolipemiantes.