No siempre resulta sencillo detectar un trastorno depresivo. Hay ocasiones que merecen una especial vigilancia porque son sugerentes de estar iniciando o manteniendo una alteración del ánimo que puede requerir intervención médica y está pasando desapercibida. Por ejemplo:

  • Aparición de síntomas somáticos inespecíficos (mareos, cefaleas, parestesias…).
  • Frecuentar excesivamente la consulta del médico de Atención Primaria y/ o especialistas con quejas inespecíficas y constantes.
  • El consumo de gran cantidad de medicamentos, especialmente analgésicos, tranquilizantes, etc. como consecuencia de las múltiples quejas y consultas realizadas en los servicios médicos.
  • Estar pasando por una situación de pérdida, crisis o acontecimiento vital con gran trascendencia personal y emocional (fallecimiento de un familiar/ amigo, ruptura matrimonial, desempleo laboral, jubilación, embarazo, etc.)

Cuando concurra alguna de estas circunstancias o situaciones es importante estar alerta tanto por quien las experimenta como por los familiares y allegados. Con ello, se podrá detectar de forma temprana la existencia de un trastorno afectivo y solicitar ayuda profesional si fuera necesario.