El dolor musculoesquelético es aquél que se produce por disfunción o daño de alguno de los órganos o tejidos antes mencionados, que forman el aparato locomotor. Las características del dolor pueden ser muy variadas en cuanto a localización, duración e intensidad. Este dolor puede producir dificultad para realizar las actividades de la vida diaria, y es uno de los motivos más frecuentes por los que se acude a las consultas médicas. Además el dolor suele acompañarse de otros síntomas, como rigidez del cuerpo por las mañanas, alteraciones del sueño o cansancio.

El dolor, en general, es una percepción subjetiva, que está influida por factores psicológicos, sociales y culturales de los individuos y su entorno; por lo tanto, es fundamental tener en cuenta que los factores psicosociales pueden modificar la percepción del dolor aunque no lo originan.

Existen diferencias entre hombres y mujeres en la manifestación del dolor, tanto en la fisiología del mismo como en la respuesta a los analgésicos. Los estudios demuestran que las mujeres tienen mayor sensibilidad al dolor muscular, especialmente las más jóvenes, independientemente de los factores psicológicos mencionados.

Según los resultados de las últimas encuestas europeas el dolor musculoesquelético crónico afecta a un porcentaje relativamente alto de la población, que oscila entre el 30-40% en el caso del dolor de espalda en adultos, el 15-20% en el dolor de cuello y hombros y entre 10% y 15% para el dolor de rodilla y el dolor crónico persistente. Es el primer motivo de consulta que reciben los médicos de familia en atención primaria y es más frecuente en las mujeres de cualquier edad y también es más frecuente en las personas mayores, debido a la patología degenerativa osteoarticular.