El asma es muy variable de unas personas a otras. Existen distintas clasificaciones, fundamentalmente en función de la gravedad y del grado de control.

Para determinar la gravedad del asma se tiene en cuenta la intensidad y frecuencia con que se presentan los síntomas, la existencia de periodos de empeoramiento y la función pulmonar. Cuando los síntomas se alternan con periodos prolongados libres de enfermedad se dice que es intermitente y cuando no existen dichos periodos el asma se denomina persistente. Esta a su vez se subdivide en leve, moderada o grave.

El nivel de gravedad no es siempre el mismo, puede variar a lo largo del tiempo, por lo que es necesario evaluar periódicamente y reajustar el tratamiento.

El control del asma refleja la adecuación del tratamiento. El grado de controlse valora en función de que haya habido o no crisis, que se pueda hacer vida normal y que la función pulmonar se conserve. Dependiendo de estos criterios, hablamos de asma bien controlada, parcialmente controlada o mal controlada.