¿Qué es la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob?


Es una de las enfermedades que se engloba bajo el término de enfermedades por priones o encefalopatías espongiformes transmisibles humanas (EETH). Dentro de este grupo se incluyen además la nueva variante de Creutzfeldt-Jakob (vECJ, transmitida por el mal de las vacas locas), la enfermedad de Gerstmann-Sträussler-Scheinker (GSS), el kuru, y el insomnio familiar fatal (IFF). Son enfermedades neurodegenerativas que están causadas por la presencia de una proteína celular alterada llamada prión. Afecta aproximadamente a uno de cada millón de habitantes en todo el mundo.

La enfermedad de Creutzfeldt-Jakob no es una enfermedad nueva, los primeros casos de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ) fueron descritos a comienzo de los años veinte creándose a partir de entonces gran confusión y controversia ya que los casos que se declaraban presentaban gran variabilidad en los síntomas y eran publicados bajo diferentes denominaciones. Un momento crucial en la historia de esta enfermedad es el año 1968 cuando se anuncia la posible transmisibilidad de esta enfermedad a otros individuos. A lo largo de los años se han ido publicando múltiples casos de esta enfermedad así como describiéndose otras enfermedades de características parecidas causadas también por priones.


¿Qué son los priones?


Es una partícula infecciosa de naturaleza proteica. Se considera una forma alterada de una proteína que se encuentra dentro de las neuronas (proteína priónica) que ha perdido su función normal pero que ha adquirido la capacidad de transformar la forma normal en patológica. Estos priones son sustancias que se propagan dentro del huésped causando lesiones características en el cerebro.

Se caracterizan por tener largos tiempos de incubación (meses o años) así como ser extremadamente resistentes a tratamientos desinfectantes y esterilizantes de uso habitual.



Clasificación de la enfermedad


La ECJ es la encefalopatía espongiforme transmisible humana más frecuente. Por su modo de adquisición se han descrito cuatro modalidades o tipos de esta enfermedad:

  • esporádico
  • yatrógeno o adquirido
  • familiar
  • variante


ECJ esporádico

El 80-90% de los casos de ECJ en el mundo son esporádicos. Tiene una distribución universal y afecta a pacientes entre 16 y más de 80 años, con un 80% de los casos entre 50-70 años, sin diferencias en la incidencia por sexos. Los primeros síntomas de la ECJ incluyen típicamente demencia, cambios en la personalidad junto con deterioro de la memoria, el juicio y el pensamiento y problemas de coordinación muscular. Las personas con la enfermedad también pueden experimentar insomnio, depresión o sensaciones inusitadas. A medida que progresa la enfermedad, el deterioro mental del paciente se agudiza. A menudo comienza a tener contracciones musculares involuntarias, y con el tiempo los pacientes pierden la capacidad de moverse, hablar y caen en coma, hasta su fallecimiento.


ECJ yatrógeno o adquirido

Se han descrito casos yatrógenos de ECJ por contagio de pacientes con ECJ subclínica o desconocida en: transplantes de córnea, procedimientos neuroquirúrgicos (electrodos intracerebrales), plastias de duramadre de cadáver liofilizada (hay casos en nuestro país) y por terapia con hormona de crecimiento o gonadotrofina obtenida de hipófisis de cadáveres (más de 100 casos) (Brown et al., 2000). Las manifestaciones clínicas son semejantes a las de la ECJ esporádica. Se ha sugerido que algunos casos pudieran haber resultado de una posible contaminación durante intervenciones neuroquirúrgicas, aunque en ninguno se consiguiera una comprobación definitiva.


ECJ familiar

Entre un 5 y un 15% de los casos de las series publicadas son ECJ familiares con herencia autosómica dominante (Johnson y Gibbs, 1998). En estas familias se han descrito numerosas mutaciones en el gen de la proteína priónica, denominado PRNP y situado en el cromosoma 20. En general, el fenotipo clínico es similar al de la ECJ esporádica, aunque ocasionalmente se describen manifestaciones clínicas inhabituales como la parálisis supranuclear de la mirada o la neuropatía periférica (Mastrianni y Roos, 2000).


Variante de ECJ (vECJ)

En 1996 se identificó una variante de ECJ en Reino Unido (Will et al., 1996). Desde entonces y hasta agosto de 2005, se han descrito 166 fallecimientos. Así mismo, se han comunicado varios casos en Francia y algunos casos aislados en otros países (Irlanda, Italia, Estados Unidos) y en el año 2005 se ha diagnosticado el primer caso de vECJ en España. Parece tratarse de una enfermedad nueva, con características clínicas y anatomopatológicas propias que conocemos por las descripciones proporcionadas principalmente por la Unidad de Vigilancia de la ECJ del Reino Unido (Spencer et al., 2002). Esta variedad tiene diferencias clínicas importantes con la ECJ esporádica, aunque debemos aceptar que su nosología se está describiendo en la actualidad.

Desde la aparición de los primeros casos la vECJ se puso en relación con la EEB teniendo en cuenta la coincidencia temporo-espacial y a pesar de que hasta ese momento se consideraba que las EET animales no afectaban al hombre aunque se ingirieran alimentos procedentes de animales infectados. En los últimos años, numerosas pruebas experimentales han demostrado que la vECJ es la manifestación humana de la EEB, lo que implica la existencia de un salto de especie, aunque no se conoce con precisión el mecanismo patogénico. Dado el momento de aparición de la vECJ en relación con la epidemia de la EEB, se sugiere un periodo de incubación mínimo de 5-10 años.


¿Cómo se puede diagnosticar la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob?

Ante la sospecha de esta enfermedad (por los síntomas ya mencionados) debe siempre descartarse otras enfermedades del sistema nervioso con las cuales puede ser confundida pero que sí son tratables.

Para ello se realiza una historia clínica que recoja la cronología de los síntomas, se lleva a cabo una exploración neurológica y una serie de pruebas complementarias como el Electroencefalograma, TAC y resonancia magnética cerebral (RM), y punción de la médula espinal para obtener una muestra de líquido cefalorraquídeo.

  • Electroencefalograma (EEG): muestra unos complejos periódicos típicos aunque no en todos los pacientes.

  • Determinación en LCR de la proteína 14-3-3: indica daño neuronal. En esta enfermedad los niveles de esta proteína en LCR están elevados.

  • Biopsia: es la única manera de confirmar el diagnóstico. Es una técnica de alto riesgo y no se suele utilizar. Generalmente se realiza en la autopsia una vez fallecido el paciente.

Tratamiento


En el momento actual, no hay tratamiento para esta enfermedad.


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